HEMOS HECHO MUCHAS COSAS MAL

No sólo han sido los dirigentes políticos los que han cometido errores. También los votantes y los ciudadanos no estamos exentos de responsabilidad del desarrollo de la actual crisis. Las políticas sociales no son un 'invento' de la socialdemocracia. De hecho algunas de estas políticas ya se desarrollan con anterioridad. Lo que hace la izquierda allí donde gobierna es aumentar sus partidas presupuestarias para universalizar el Estado de bienestar y mejorar su calidad. Pero dado el escenario de la guerra fría y la popularidad, los partidos conservadores también se apuntaron a las políticas de bienestar.
A partir de los años 80 las condiciones económicas en las que se han de diseñar las políticas sociales cambian radicalmente. Ahora el principal objetivo pasa a ser la atracción de la inversión y para ello deben mejorar su oferta del rendimiento económico. Las políticas de oferta de facilidades para el enriquecimiento pasan a la primera línea de las prioridades, también para la socialdemocracia; en algún momento un ministro proclamó como algo innovador 'el que quiera hacerse rico que invierta en España'. Inversión de capital físico (infraestructuras y tecnología) y capital humano (educación e investigación). Se aumenta así la productividad y se trata de mantener la tasa de inversión. Con esto desembocamos en la llamada 'Tercera Vía' de Tony Blair, con poco contenido político sustantivo. Pero eso no ha sido suficiente.

El progreso pasa por la redistribución de la riqueza y su sostenibilidad. Las políticas de izquierdas deberían plantearse un modelo de bienestar en el cual el centro fuesen las personas para hacerlas más productivas y dotarlas de recursos. Los marginados, las mujeres, la juventud, los ancianos y los inmigrantes deben ser objeto de cuidados preferentes.

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