LA HUELGA Y LOS 'HUELGUISTAS'

Me confieso apolítico porque realmente lo soy, aunque siempre me he decantado por la mejora y el adelanto, aquello que denominamos 'progresismo'. Aclaro esto porque la huelga está contaminada por la política y yo pretendo hablar de este problema desde un punto de vista humano.
De una parte, muchas personas se hallan ante la necesidad de etiquetar la huelga en la izquierda, cuando habrá (aunque sean menos) personas de la derecha que se estén viendo afectadas por las medidas tomadas por el nuevo Gobierno y se hayan manifestado. Al responder a esta necesidad, estas personas se ven abocadas a tener que criticarla y a no querer ser partícipes de ella. De esta parte también los hay que afirman rotundamente que la culpa de nuestra crisis, ha sido enteramente del PSOE.

Es inútil compararnos con Alemania o Francia cuando ellos, hace 10 años, estaban amablemente mejor que nosotros, al igual que lo están ahora y que, probablemente, lo estarán en el futuro. Pero la crisis y los problemas económicos que sufrimos son mucho más complejos que la fiebre contra Zapatero.

De la otra parte están los incendiarios que convierten la huelga en una guerra y a los piquetes informativos en destructores y violentos activistas que machacan a autónomos y pequeñas empresas que se limitan a recibir palos por todos lados. Los manifestantes se mezclan con los descerebrados y la huelga pierde credibilidad y gana enemigos. Los sindicatos aprietan porque ellos también se hallan apretados, porque han perdido privilegios y beneficios, y de nuevo entra el interés y el ciudadano pasa a un segundo plano. La situación es complicada, sí; no hay parches idealistas para situaciones como esta. Los piquetes y la violencia no son la solución, pero acercándonos un poco más los unos a los otros y pidiendo lo que es justo, que se deje de apalear al ciudadano medio y que se encarguen de gravar a los acaudalados.

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