El humor y el amor a los ochenta

Si tengo ganas de cumplir ochenta tacos no es tanto por llegar esta edad, que también, si no por el hecho de entrar en una nueva etapa de la vida en la que me voy a permitir hacer lo que me pida el cuerpo, sin ningún tipo de prejuicios ni condicionantes, y actuar con absoluta libertad de pensamiento, palabra y obra.

Entre las obras me interesan especialmente las relaciones afectivas, aunque no me voy a decantar ni por las abiertas ni ni por ningún otro tipo de las múltiples variantes posibles que hoy en día se contemplan, ya que no me gustan las etiquetas. Mi intención es dejarme llevar en cada momento, en cada instante, y montármelo a mi manera según con quién o quiénes, sin ningún tipo de discriminación, y darlo todo, como si no hubiera un mañana.

No sé cuanto tiempo más me va a regalar la vida, pero mientras siga activo, pienso tomármelo todo con humor, que es el más sano y nutritivo de los sentidos, que uno no está ya para milongas, y que salga el sol por Antequera.

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