INÚTIL DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN

Es lamentable, pero los acontecimientos vuelven a repetirse.
Hace unos meses. Rodríguez Zapatero, dejándose llevar por su absurdo e incontenible deseo de protagonismo, mantuvo al país sumido en una prolongada duda sobre su decisión de presentarse o no como candidato del PSOE a las elecciones generales del 2012, sabiendo perfectamente que era lo último que deseaban los barones del partido, aunque en su presencia mafestasen, cínicamente, todo lo contrario. Ahora la incógnita pasa por averiguar si va a permanecer como inquilino de la Moncloa hasta agotar la legislatura, tal como ha prometido, o convoca elecciones anticipadas en otoño.

En el Debate sobreo el estado de la Nación, una vez más se repitió en el Congreso el insufrible mantra de que todas las maldades padecidas por España son lisa y llanamente herencia del Partido Popular. ZP se cansó de repetir que asume todas las culpas, típica pataleta de mal perdedor. Lo triste es que las mamarrachadas nada aportan en favor de la recuperación y abandono de la crisis. La debacle sufrida y merecida por el PSOE el pasado 22-M, no tiene precedentes en la política española, con el agravante de que, en las generales, los resultados pueden ser peores, como opinan muchos socialistas.

Fuera de guión de debate, Zapatero, con lo voz quebrada, trató de apelar a los sentimientos más nobles de los diputados, si bien lo hizo por el camino equivocado. La única forma de demostrar respeto a la ciudadanía es actuando con honestidad, criterio y sensatez. Para que España pueda recuperar el prestigio, debe convocar elecciones y deje de pamplinear con el cuento de las 'reformas'.

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