la justa medida de las cosas, el 'caganer' y otros asuntos

De entrada, quisiera precisar que me considero tan progre como el que más y, desde luego, nada carca, pero lo que escuché hace unos días en un programa de RAC-1 del recientemente premiado con el Ondas, Toni Clapés, me dejó absolutamente perplejo.
Iba yo conduciendo tranquilamente mi coche por Barcelona en compañía de mi esposa y de mi nieta de 10 años de edad, cuando los de mi radio favorita plantearon, entre otras, las siguientes cuestiones en el contexto de un concurso en el que se ofrecía a los oyentes la posibilidad de ganar un lote de turrones: '¿Cuál cree que es el tamaño estándar del pene en erección?', seguida de otra pregunta referida al sexo oral. De inmediato, mi nieta empezó a hacer preguntas y gratuitamente a poner a sus abuelos en apuros. Se dio la circunstancia de que uno de los participantes en el citado concurso era precisamente un niño también de 10 años. La verdad es que sentí vergüenza ajena. Pienso que la justa medida de las cosas -sobre todo, en horario infantil-, no se debe medir por el tamaño de ningún órgano genital. No cabe duda de que, además de la crisis económica que nos atenaza, ha irrumpido con fuerza otra crisis mucho más profunda, cual es la de los valores y de la dejación de los principios éticos y morales.

Podría poner muchísimos ejemplos, pero me inclino por uno reciente y que me consta ha indignado a demasiadas personas: 'Los obispos catalanes critican el 'caganer' de la Moreneta. Consideran que hieren los sentimientos de los cristianos'. Confieso que nunca me ha gustado la escatológica tradición de incluir el 'caganer' en el tradicional belén; no se me ofendan, la considero irreverente y de muy mal gusto.

Para completar el cuadro de esta democracia secuestrada, nos encontramos con la poca credibilidad que actualmente gozan los financieros, los políticos, los jueces e, incluso, los periodistas Y en medio de toda esta caterva de incompetentes, irrumpe la llamada 'ley Fernández' (del ministro Jorge Fernández Díaz) y nos amenazan con toda una serie de medidas represivas para que los políticos puedan campar libremente, sin que nadie les incordie. Mientras tanto, los grandes escándalos: Prestige, Madrid Arena, AVE Santiago, etcétera, por el momento, permanecen impunes; pero por robar una gallina, te puede caer un año de cárcel y, por dormir en la calle, hasta 750 euros de multa, mucho más que en una suite de lujo. ¡Manda narices! (por no decir otra cosa).

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