LICENCIA CONSENTIDA: INSTINTO ANIMAL

No sé por qué, al leer el caso de la joven ucraniana violada y quemada por unos jóvenes de familia adinerada después de una noche de juerga y alcohol, lo asocio inmediatamente a aquellos mozalbetes en el caso de la agresión sufrida en su día por María del Rosario Endrinal a quien rociaron viva en un cajero después de ir a una obra en construcción por disolvente; quizá es lo que conlleva de instinto animal el ser personas ociosas. Al mismo tiempo dice mucho de nuestra sociedad de hoy en la que progresivamente se van perdiendo los valores más esenciales.
Como resultado de estas prácticas agresivas que de un modo casi gratuito llevan a estos mozalbetes en su diversión por el camino de la violencia y la agresión, resulta muy curioso que algunos ayuntamientos mantengan desde hace años una ordenanza de incivismo que no impide que cada fin de semana el alcohol y las pastillas corran a destajo. Y como tal se permita a esa misma juventud altos índices de delincuencia urbana en la que abundan muchos destrozos del mobiliario de las calles. Una ordenanza ineficaz en unos casos (con la permisividad del botellón) mientras que en otros resulta implacable. Y lo refleja la brutalidad de las agresiones de que son objeto algunas personas que viven en la calle, cuando hay una normativa para prevenirlo.

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