UN, DOS, TRES...

1914 fue el arranque de la primera, 1939 la continuidad, y ahora antes de que pase un siglo tenemos a las puertas la posibilidad de una tercera guerra mundial. Menudo éxito.

De darse el hecho ya sería un nefasto éxito que la especie humana se tendría que atribuir.

Fatal bagaje el acumulado en menos de unos efímeros cien años aparte de las innumerables pequeñas pero siempre traumáticas guerras. El ser humano en lo que se ha dado por llamar la inmensa mayoría es inocente de las primarias causas de los conflictos que asolan la normal y necesaria convivencia pacífica, claro que no, pero siempre están ahí los verdaderos causantes, bien pocos ellos pero con un poder de persuasión y decisión colocados en puestos de mando crean un ambiente que acaban por hacernos creer en que se debe de tomar decisiones drásticas, utilizando el camino bélico envuelven y enfrascan a los pueblos en luchas a la larga inútiles. Los resultados siempre dejan tras de sí el rastro fatal de la destrucción.

La tercera puede estar cocinándose, nadie la queremos pero aun siendo nosotros la inmensa mayoría lo curioso es que no depende de nosotros esa decisión. La decisión está en manos de cuatro políticos, que no técnicos. Caprichos, ambiciones o llámenle ustedes de otra manera los resultados de estos líos son siempre catastróficos por decenios. Las experiencias así lo confirman, solo hace falta que una calentura haga que el botón rojo de lo nuclear sea oprimido y el destino no tendrá vuelta.

Nos sobra una sangrienta historia que nos invita a evitar un nuevo conflicto mundial y esta vez puede ser la definitiva, las grandes potencias se han tirado demasiados años en armarse hasta los dientes como para destruir el globo varias veces y no dejar rastro de la tranquila especie humana.

Sería bueno y mucho más necesario hacer la gran reflexión y poner el remedio antes de la herida. El bochorno de los culpables no les debería dejar mirar a la cara a ningún semejante de bien. 

Hoy nos toca Putin, a saber quién y por qué será el siguiente, cualquier oligarca sin el mínimo respeto a sus semejantes se erigirá en salvador del pueblo sin que este último sepa moverse para evitar la catástrofe. Muchos locos andan sueltos con el permiso en el bolsillo en modo elección. El llamamiento a pensar mucho a quien se vota se hace cada día más necesario, ningún radicalismo sea del punto cardinal que sea debe alimentar las locuras de esos pocos locos. 

¿Es que nadie con poder va a sembrar un poco de cordura y sentido de la vida en buena convivencia?

Si los arsenales están llenos dejémosle que duerman y se pudran donde están, la historia hay que escribirla con creación no con destrucción.

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