A MANOLO DE DIOS, CON CARIÑO Y ADMIRACIÓN

El 12 de noviembre pasado hizo tres años que Manuel de Dios nos dejó, pero no su recuerdo, sus enseñanzas, su vida, que siguen inolvidables en nosotros. Hablar de Manolo es fácil y difícil, se puede hacer de muchas maneras, bajo distintas facetas, las más sencillas, pero muy importantes serían estas:
Como persona. Aunque su presencia imponía respeto y hasta cierta lejanía, Manolo era un hombre sencillo, sensible, humilde y amigo de todos. Todos tenían cabida en su corazón amplio y extenso como el hermoso valle de la Rabeda, lugar de su nacimiento. Era una persona muy culta: la música, Filología Hispánica, etcétera. En su etapa como educador y pedagogo en la Universidad Laboral, I.E.S. Otero Pedrayo, así como en la dirección de Coral de Ruada, Vellos Amigos, etcétera, siempre manifestó su sabiduría, pero sobre todo su cercanía transmitiendo su saber. A Manolo sus alumnos no sólo lo admiraban, sino que sobre todo querían y estimaban. Era 'el amigo', el 'sabio' al que podían, con toda tranquilidad, acercarse para recibir sus enseñanzas y consejos.

Como literato y poeta. Resaltar sus bellísimos poemas y escritos, llenos de vivencias populares.

Como músico. Aquí si que hay que detenerse y reflexionar profundamente. Fue un investigador, dando vida nueva a muchísimas obras de nuestro rico folclore (algunas olvidadas): él supo encontrar en ellas la belleza y adaptarlas con una mentalidad moderna. Como director, no hace falta decir nada que no se sepa, porque todos conocemos lo que fue Manolo para Coral de Ruada durante tantísimos años, elevándola a una categoría artística muy difícil de superar: de lo Popular a lo Universal. Hoy aún quedan recuerdos muy fuertes de sus enseñanzas en ese grupo de 'Os Vellos Amigos', que siguen manteniendo vivas las ideas del maestro. Ánimo y a seguir en esa línea. Manolo, desde el más allá, sonreirá al veros y escuchar vuestras músicas llenas de cariño y amor hacia él, a quien todo le debéis.

Como compositor. En sus obras nos regala cantos variados: Alalás, foliadas, pandeiradas, música religiosa, etcétera. Y, sobre todo, un precioso 'Ourense no solpor' y un emotivo 'Ourense ó lonxe'. En sus obras emplea estilos variados, el monofónico, el polifónico, homofónico; es decir, es un maestro en todo lo que tocaba. Melodías bellas, claras y atractivas (algunas calcadas en el imperecedero y universal canto gregoriano), revestidas de una armonía sencilla, pero profunda y muy asequible.

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