Manos sucias democráticas

Se suele aceptar como un hecho la corrupción en la vida política. El haber sido elegidos para defender los intereses de los ciudadanos, no inmuniza a los políticos ante la corrupción. Sartre, en los años 40, escribió una obra de teatro de gran trascendencia, titulada ’Manos sucias’. Uno de los personajes decía ’todos los medios son buenos cuando son eficaces’. El tomar la eficacia como criterio político ha demostrado su ineficacia.
El conflicto entre la ética y la política se ha de interpretar como un conflicto entre las diferentes demandas que la ética misma plantea a la política. Los principios éticos aplicados a casi todos los contextos, incluyendo los políticos, se enfrentan con aquéllos que se aplican normalmente a los contextos políticos. En su versión más general, la ética requiere de las personas una actuación conforme a principios que puedan ser aceptados universalmente. Cómo tendría que interpretarse este requisito, si debería ser aceptado, y en caso de serlo, a partir de qué fundamentos, constituyen problemas difíciles y a veces irresolubles. Pero incluso esta mera enunciación del requisito puede dar origen a antagonismos con respecto a la acción en las circunstancias de la política.

La elaboración de una ética política de la función pública resulta indispensable; buena parte de la política contemporánea está mediatizada, pero además afecta a un sector de la sociedad con gran responsabilidad. La generalidad de los ciudadanos pasa casi todo el tiempo político eligiendo y pidiendo cuentas a los representantes en su nombre. Muchos de sus juicios políticos se refieren a cuantos ocupan o esperan ocupar una función pública, y a las decisiones políticas que adoptan o que adoptarían si accedieran al cargo.

Sería deseable una participación real de los ciudadanos en la vida política, pero hoy, la única participación es la que se lleva a cabo mediante la emisión del voto en las diversas modalidades de elecciones. Si la ética política va a desempeñar un papel constructivo en la política democrática, entonces debe contribuir de forma decisiva a la configuración del perfil de los jueces.

No es razón suficiente la que suele utilizarse de presentar el partido como no asambleario, para sustraer decisiones importantes a los militantes, haciendo de ellos meros comparsas de intereses personales, a veces inconfesables.

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