¿Quién no habrá escuchado alguna vez, o incluso dicho, esa fea expresión de 'vete a la mierda'? No veo ninguna mano alzada. Pues bien, sin que nadie haya jamás obedecido tal orden, nos encontramos ahora todos, bastante más allá de la mierda. Nunca jamás se había visto que los bancos repartiesen sus pingües beneficios entre todos los ciudadanos ¡Ah!, eso sí, ahora se han repartido sus pérdidas con todos nosotros ¡Semejante descaro! Antes se decía que ellos sólo te dejaban el paraguas cuando no llovía. Ahora, ni tan siquiera eso.
Ayer me encontré con un amigo que había sido director de un banco y 'en pocas palabras' me contó el colmo de lo que está sucediendo. Su nieto, un joven emprendedor, necesitado de financiación, solicitó un préstamo de veinte mil euros a la entidad en la que su abuelo había sido director. A pesar de la viabilidad del proyecto y también del aval que su propio abuelo le aportaba, la entidad no le concedió el préstamo.
¡Pero, hombre! -les dijo el avalista- si yo respondo de la operación con un saldo en mi cuenta, mayor que lo que se os solicita! Son órdenes de arriba, le dijeron.
Al final, el abuelo retiró los veinte mil euros de su cuenta y se los dejó al nieto emprendedor. Así nos va el pelo.
¡Pero, hombre! -les dijo el avalista- si yo respondo de la operación con un saldo en mi cuenta, mayor que lo que se os solicita! Son órdenes de arriba, le dijeron.
Al final, el abuelo retiró los veinte mil euros de su cuenta y se los dejó al nieto emprendedor. Así nos va el pelo.
