LAS MENTES Y LOS ENTES

Con la que está cayendo y caerá, las 'mentes políticas' siguen a lo suyo, es decir, cobrando sus sueldos íntegros, sus dietas, sus emolumentos declarados o no y nosotros, 'la chusma', seguimos adormecidos.
Yo no sé exactamente que tipo de embrujo nos han mandado desde ahí arriba, esa nube semioculta donde habitan esas mentes que nadie, ni los más críticos como yo, somos capaces de hacer absolutamente nada. Las mentes siguen manteniendo los entes para su disfrute económico o el de sus acólitos, familiares y amiguetes; explíquenme ustedes si no que se hace en los siguientes lugares tan pintorescos como: Granada Olímpica 2010, Consorcio Proexpo Zaragoza 2008, Gran Casino del Sardinero, Apadrina un Árbol, Centro de Estudios Olímpicos y hasta 2.000 -si 2.000- entes públicos que mantienen las CC.AA.

Además de estos 'entes', también nuestros amigos, las'mentes privilegiadas políticas', se las arreglan para librarse de la Ley que a todos nosotros nos sanciona, y cuando los pillan con el 'carrito de los helados' se autonombran inmunes adquiriendo categorías de senador dejando una presidencia cobrando además dos suelditos más como presidente federal de su partido y secretario general del mismo grupo; además la Ley le afecta de soslayo ya que sólo lo podrá juzgar el Supremo. Igualito que a usted y a mi...

Clamamos piedad, pedimos que nuestros dineros vayan a donde deben de ir: sanidad, educación, justicia igualitaria…y a los 'matracas' auspiciados bajo partidos políticos, sindicatos, confederaciones de empresarios, etcétera, les paguen sus juergas sus afiliados y no 'yo' y mis amigos. ¿Cuándo se acabarán estos privilegios?, ¿podemos hacer algo nosotros? o como decía la ínclita Mafalda: 'Que paren el mundo que me bajo'.

Y aprovechando que me queda espacio, digo yo que a estos que queman el monte por estos lares me gustaría verles la cara en los medios de comunicación, más que nada para conocerlos y que traten de explicarme porqué hacen esta desfeita por un mísero sueldo de temporalidad sin valorar ni lejanamente, las consecuencias nefastas y terribles que puede desencadenar este acto, y no me meto en más jardines que lo mismo me mandan a Pereiro.

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