MORAL DE CIRCUNSTANCIAS

El sentimiento moral brota de una experiencia de sufrimiento y es un acercamiento solidario al otro, que no se resigna con su suerte, sino que pugna por ser feliz. Ese sentimiento está dado como una necesidad vital y se desdobla en dos figuras: la compasión y la política.
La crisis financiera también pone a prueba los comportamientos morales de los ciudadanos. Con ella los principios morales están sometidos a reconsideración y es necesario relativizarlos según las circunstancias. Sólo es absoluto el amor, la solidaridad con los ciudadanos, el respeto a la dignidad de las personas. Las demás opciones se ven amenazadas por las imposiciones circunstanciales. Así se relativizan. En este marco se construye una moral de circunstancias.

El desmontaje de la moralidad de la solidaridad con todos, del bienestar, se hace con la piqueta especializada en derrumbes del idealismo. Decir que todo pensamiento occidental adolece de falta de moralidad significa reconocer que hay pérdida de realidad de los ideales. La moral se interesa por la convivencia de todos los ciudadanos. Cuando esta moral flaquea se impone una pseudomoral creada para satisfacer los intereses particulares. No pocos se han visto obligados a recurrir a las instituciones de solidaridad. Nada importa que el estado de pobreza se haya generalizado de forma alarmante. La inmoralidad de la especulación se ha impuesto a la moral que garantiza la convivencia entre ciudadanos sin exclusiones.

No debe sorprendernos que frente a la inmoralidad racionalizada de la especulación y del latrocinio generalizado se construya la moral de los excluidos.

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