MUCHO IMAGINAR

Imaginemos un país donde el yerno del Jefe del Estado estuviera imputado por malversar caudales públicos.
En el que a los defraudadores, en lugar de perseguirlos y exigirles responsabilidades se les permitiera tributar a un tipo impositivo muy inferior al resto de ciudadanos que cumpliesen con sus obligaciones fiscales. Donde un magnate del juego exigiese prebendas legislativas intolerables para sus inversiones, exenciones penales incluidas. Un país con mucha afición, eso si, al deporte rey, que permitiera a las entidades deportivas fichar deportistas de elite con contratos multimillonarios debiendo al fisco cifras astronómicas. Un país asqueado por la corrupción.

Imaginemos que con un paro del 23 %., ese país abaratase el despido de sus trabajadores, que recortase derechos sociales, que subiese las retenciones de la renta a los más débiles. Un país en el que sus entidades financieras no concedieran crédito después de sanearlas con dinero del erario. Un país que detestase a sus propios empleados públicos. Un país que no creyese en la Justicia. Un país que condenase al destierro a los más jóvenes.

Sigamos imaginando un país asfixiado económicamente donde se incrementasen los precios de los productos y servicios exponencialmente y se redujesen los salarios. Un país donde cada año ardiesen bosques y parques naturales. Un país con aeropuertos sin pasajeros. Un país con investigadores de prestigio en el extranjero. Un país que cerrase empresas patrias y que abriese locales chinos. ¿Será mucho imaginar?

Lamentablemente la imaginación es la heroína de la dura realidad. Decía Albert Einstein que en los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento. De momento nos encontramos en el punto de partida en el que los sueños son la meta y la imaginación el transporte para alcanzarla. Con lo imaginado en las lineas anteriores me temo que ese pais imaginario no lo logre.

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