La profesora coruñesa defendió su tesis doctoral en la Facultad de Ciencias. Con el estudio de la percepción de la imagen corporal y su relación con los hábitos alimentarios en los estudiantes de su centro, en el que trabajó durante cinco años, obtuvo ayer la calificación máxima.
¿En qué consistió su trabajo de investigación?
Hicimos un estudio sobre la percepción de la imagen corporal y la relación con los hábitos alimentarios en estudiantes de la Universidad de A Coruña, concretamente con alumnos de las facultades de Enfermería y Podología del Campus de Ferrol. Analizamos cuál era la impresión que tenían sobre su cuerpo y si presentaban una obsesión excesiva por perder peso. Paralelamente, analizamos con bastante detalle los hábitos alimentarios de la población universitaria.
¿Cuáles han sido las principales conclusiones?
Vimos que los alumnos se alejan del patrón de la dieta mediterránea y que, según los indicadores más saludables, no han obtenido una puntuación muy buena. No suelen tener buenas costumbres. De ahí extrajimos aspectos que interesa modificar. También es cierto que no sólo es relativo a los estudiantes porque luego lo comparamos con la población general y la alimentación de los españoles también se está alejando cada vez más de la dieta mediterránea y de los hábitos saludables. Con este estudio hemos visto que es conveniente hacer ya una intervención en los estudiantes para ir modificando poco a poco esos hábitos. Además, está aumentando la prevalencia del sobrepeso y la obesidad.
¿La percepción de la imagen corporal es más positiva cuanto mejores son los hábitos?
En esta muestra no hemos registrado una excesiva preocupación. Sí que la hay, pero no es excesiva. Eso no es muy preocupante pero sí lo son algunos indicadores de calidad de la dieta que hemos percibido como poco satisfactorios y eso puede tener, a la larga, repercusiones en la salud. Pueden suponer problemas como enfermedades cardiovasculares, tumores, enfermedades crónicas... Entonces es importante que hagamos todos los esfuerzos. Como docente, yo intento inculcar a los alumnos la importancia de la dieta en el bienestar. Como profesora de Enfermería, si soy capaz de transmitir todos los resultados que hemos concluido en este estudio, eso tendrá un efecto positivo en la población a largo plazo. Porque voy a educar a enfermeros que van a tener este aspecto muy claro y eso tendrá un impacto sobre sus pacientes.
¿Cuáles diría que son los factores que nos van llevando a comer cada vez peor?
Esas variables no las incluimos en el estudio, por eso no podría afirmarlo con total seguridad. Ahora, sospecho que juegan un papel muy importante la industria y la publicidad. También condiciona el nivel socioeconómico. En los últimos 50 años los hábitos de la población están cambiando y hay un incremento en el consumo de proteínas y un descenso en el de hidratos de carbono. Es más caro comprar carne que macarrones, por ejemplo.
¿Qué comportamiento observó para optar por este campo?
Trabajaba en temas de calidad y cuando decidí que quería hacer la tesis tenía primero que realizar el curso de doctorado, y aquí en la Facultad de Ciencias encontré uno relacionado.n
Hicimos un estudio sobre la percepción de la imagen corporal y la relación con los hábitos alimentarios en estudiantes de la Universidad de A Coruña, concretamente con alumnos de las facultades de Enfermería y Podología del Campus de Ferrol. Analizamos cuál era la impresión que tenían sobre su cuerpo y si presentaban una obsesión excesiva por perder peso. Paralelamente, analizamos con bastante detalle los hábitos alimentarios de la población universitaria.
¿Cuáles han sido las principales conclusiones?
Vimos que los alumnos se alejan del patrón de la dieta mediterránea y que, según los indicadores más saludables, no han obtenido una puntuación muy buena. No suelen tener buenas costumbres. De ahí extrajimos aspectos que interesa modificar. También es cierto que no sólo es relativo a los estudiantes porque luego lo comparamos con la población general y la alimentación de los españoles también se está alejando cada vez más de la dieta mediterránea y de los hábitos saludables. Con este estudio hemos visto que es conveniente hacer ya una intervención en los estudiantes para ir modificando poco a poco esos hábitos. Además, está aumentando la prevalencia del sobrepeso y la obesidad.
¿La percepción de la imagen corporal es más positiva cuanto mejores son los hábitos?
En esta muestra no hemos registrado una excesiva preocupación. Sí que la hay, pero no es excesiva. Eso no es muy preocupante pero sí lo son algunos indicadores de calidad de la dieta que hemos percibido como poco satisfactorios y eso puede tener, a la larga, repercusiones en la salud. Pueden suponer problemas como enfermedades cardiovasculares, tumores, enfermedades crónicas... Entonces es importante que hagamos todos los esfuerzos. Como docente, yo intento inculcar a los alumnos la importancia de la dieta en el bienestar. Como profesora de Enfermería, si soy capaz de transmitir todos los resultados que hemos concluido en este estudio, eso tendrá un efecto positivo en la población a largo plazo. Porque voy a educar a enfermeros que van a tener este aspecto muy claro y eso tendrá un impacto sobre sus pacientes.
¿Cuáles diría que son los factores que nos van llevando a comer cada vez peor?
Esas variables no las incluimos en el estudio, por eso no podría afirmarlo con total seguridad. Ahora, sospecho que juegan un papel muy importante la industria y la publicidad. También condiciona el nivel socioeconómico. En los últimos 50 años los hábitos de la población están cambiando y hay un incremento en el consumo de proteínas y un descenso en el de hidratos de carbono. Es más caro comprar carne que macarrones, por ejemplo.
¿Qué comportamiento observó para optar por este campo?
Trabajaba en temas de calidad y cuando decidí que quería hacer la tesis tenía primero que realizar el curso de doctorado, y aquí en la Facultad de Ciencias encontré uno relacionado.n
