nosotros dos

He decidido que las canciones suenen enteras en mi smartphone y no sentenciarlas a los pocos segundos; que las noches sin tele en nuestra terraza sean un tesoro a preservar y sentir que estoy preparado para un cambio que será para siempre.
Ha llegado el momento de sentir el tiempo con más calma todavía y no dejar que lo superfluo se lo arrebate a lo importante, ni siquiera en los días complicados. Que sentirme bien conmigo mismo sea una tradición que conmemore a diario y sin ser un ejemplo para nadie, consiga servirte de brújula por si te pierdes alguna vez. Tampoco es cuestión de volverse adulto de golpe y dejar que los colores de mi ropa se conviertan en tres que rotan de lunes a domingo, ni que mis temas de conversación sufran un ERE que se reduzcan a dos. Siento que es tiempo de escribir sobre cosas distintas porque ya nada volverá a ser como antes. Porque hay un día, en el que la vida te cambia para siempre. Un, dos tres... catorce.

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