A este ritmo que llevamos no sé yo donde terminaremos.
Es cierto que la crisis tiene una parte importante de responsabilidad en todo lo que está sucediendo. Pero no es menos cierto que las políticas puestas en marcha ahondan cada vez más en esa situación, cargando la crisis contra los más débiles. En estos momentos más de cien mil gallegos viven en pobreza severa y 4.000 personas sobreviven en infraviviendas o en la calle. Es el caso de los que nada tienen o cobran una pensioncilla de 300 euros porque antes de que finalice el mes ya estarán entrampados. Se camina hacia el caos. Entre que no hay trabajo y la depreciación que está teniendo nuestra moneda porque todo está por las nubes, estamos ante un descontento que crece constantemente, legítimo por otra parte, de quienes reclaman un cambio en el actual estado de cosas. No queda otro remedio que salir la calle.
