los petroglifos de a Ferradura, en amoeiro

Veo con alegría que se ha organizado un curso sobre el patrimonio del concello de Amoeiro.
Es una buena idea, pues en su parroquia de Trasalba destaca la zona de A Ferradura. Se trata de un llano con más de una treintena de petroglifos, que ha estado desatendido hasta 1998, momento en el que fue recuperado con motivo de los trabajos de control del impacto arqueológico del gasoducto de Ourense que realizó un grupo de investigación de la Universidad de Santiago. Las investigaciones posteriores realizadas por efectivos de esa universidad y del CSIC, mostraron paralelos con el mundo céltico y sugieren que esa zona era un espacio sagrado relacionado con el próximo y excepcional yacimiento de San Cibrán das Las. También se identificaron alineaciones astronómicas en momentos significativos del ciclo solar (solsticios) y durante las denominadas fiestas de 'tradición celta'.

La celebración de este seminario significa que esos estudios han generado un conocimiento que está siendo científica y socialmente asumido. Me congratulo por ello, y porque uno sabe bien la dificultad con la que se abren camino las ideas innovadoras, todas ésas que superan los horizontes de las perspectivas vigentes. Pero es lamentable que los organizadores de este seminario hayan prescindido de las personas y entidades que durante este tiempo han dedicado considerable esfuerzo (además de ilusión y compromiso) para la puesta en valor de ese patrimonio. No se puede hablar de esos temas sin su aportación directa.

El programa del seminario se habría enriquecido notablemente si Marco García Quintela hubiera hablado de la relación entre A Ferradura y los pueblos, seguramente de raigambre céltica, indoeuropeos prerromanos del río Avia; si Manuel Santos hubiera contado las razones a favor para situar los petroglifos gallegos (parte de ellos al menos) en la Edad del Hierro; si Yolanda Seoane hubiera descrito las dificultades de documentación y registro de ese arte rupestre; si César González hubiera presentado los resultados de sus estudios arqueoastronómicos; si cualquiera de ellos describiera las ricas interacciones de estos años con la comunidad local para facilitar la reapropiación y, por lo tanto, la mejor conservación de ese área; si ellos mismos, o muchos otros colegas implicados, desmenuzaran los esfuerzos, hasta ahora infructuosos, para lograr financiación y apoyo político para poner en valor A Ferradura y transformar la zona en un polo de atracción de visitantes; si narraran como, en ausencia de todo ello, compensaron la anemia institucional y respondieron al interés de los vecinos diseñando la cartelería que hoy da cuenta de los sitios en campo y en la Casa Museo de Otero Pedraio; y, por supuesto, el programa se habría enriquecido con el visionado del documental recientemente estrenado del conocido cineasta Marcos Nine que, bajo el título 'O sol nos chaos', resume todos estos trabajos y el interés del sitio.

Pero nada de ello ha sido recogido en este seminario. Es una pena: tenemos un país que no puede prescindir de capital humano, pero lo hace a menudo.

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