LAS PRIMERAS COMUNIONES

Es tradicional en las parroquias celebrar a partir de mayo- junio las primeras comuniones.
Una celebración que bien merece una atención especial por lo que ella significa en la vida del niño cristiano. Y también para cortar abusos, al haberse convertido para muchos en un acto social, donde lo más importante es el traje del niño, los regalos, el banquete o el vídeo; la ostentación y el lujo de los vestidos de última moda, que exhiben sus mamás, familiares e invitados, algunos ciertamente indecorosos, impropios de una ceremonia estrictamente religiosa, y más acorde con un espectáculo de una sala de fiestas o pasarela de modelos, y lo de menos es la Comunión.

Las parroquias se esfuerzan en preparar bien a los niños para que entiendan y vivan la Primera Comunión como lo que debe ser: un encuentro especialísimo del niño con Jesús,una incorporación del mismo a la comunidad adulta de los cristianos y el final de una primera etapa en su iniciación en la fe.

Pero ¿tratan los padres de ponerse a tono con lo que la Iglesia quiere?

La experiencia dice que bastantes lo intentan: asisten a encuentros y charlas formativas en la parroquia y viven en contacto con los catequistas. Pero otros muchos se muestran indiferentes y fríos. Ven la Primera Comunión sólo como un acto social, una fiesta familiar, un espectáculo tierno y no valoran la formación religiosa y moral de sus hijos.

Pues bien, si siempre fue importante, hoy mucho más que los padres sintonicen con su parroquia. La ausencia de valores que los niños respiran en la calle es corrosiva y debe ser contrarrestada con una educación moral seria, en íntima colaboración de parroquia y familia.

Te puede interesar
Más en Cartas al director