Una vez silenciados los ecos de tan emotivo como multitudinario acto de homenaje popular que una significativa representación de la población ourensana tributó al que durante más de dos décadas ejerció como presidente de la Diputación provincial de Ourense, José Luis Baltar, en calidad de asistente al mismo me gustaría hacer pública una opinión que creo generalizada, no solamente entre cuantos nos dimos cita en el recinto de Expourense, el pasado día 23, sino también entre otros muchos ourensanos que siguieron el homenaje a través de los medios de comunicación, ya que por distintas razones no tuvieron ocasión de asistir al mis
Una vez silenciados los ecos de tan emotivo como multitudinario acto de homenaje popular que una significativa representación de la población ourensana tributó al que durante más de dos décadas ejerció como presidente de la Diputación provincial de Ourense, José Luis Baltar, en calidad de asistente al mismo me gustaría hacer pública una opinión que creo generalizada, no solamente entre cuantos nos dimos cita en el recinto de Expourense, el pasado día 23, sino también entre otros muchos ourensanos que siguieron el homenaje a través de los medios de comunicación, ya que por distintas razones no tuvieron ocasión de asistir al mismo.
Más allá de las lógicas emociones personales que siempre dejan como rastro este tipo de acontecimientos, y de la oportunidad del homenaje en sí mismo, me gustaría destacar de una forma sencilla, pero a la vez contundente el escaparate de grandes valores (tan en desuso en la sociedad actual) de los que, en poco más de una hora, hizo gala el presentador Xosé Manuel Piñeiro.
A una profesionalidad fuera de toda duda y a un saber hacer sobre el escenario que lo llevó a conducir con gran inteligencia y acierto cada uno de los diversos momentos que conformaron el evento, Xosé Manuel Piñeiro demostró valentía, coherencia, generosidad y, sobre todo, un alto concepto de amistad y de la relación personal que debe estar siempre por encima de cualquier otro aspecto en las relaciones humanas.
Muchas gracias, pues, Xosé Manuel, en nombre de todos cuantos piensan como yo, porque el futuro de Ourense se construye desde la solidez de los valores que tú representas y no sobre el fango de los recelos de aquellos que te critican.
Más allá de las lógicas emociones personales que siempre dejan como rastro este tipo de acontecimientos, y de la oportunidad del homenaje en sí mismo, me gustaría destacar de una forma sencilla, pero a la vez contundente el escaparate de grandes valores (tan en desuso en la sociedad actual) de los que, en poco más de una hora, hizo gala el presentador Xosé Manuel Piñeiro.
A una profesionalidad fuera de toda duda y a un saber hacer sobre el escenario que lo llevó a conducir con gran inteligencia y acierto cada uno de los diversos momentos que conformaron el evento, Xosé Manuel Piñeiro demostró valentía, coherencia, generosidad y, sobre todo, un alto concepto de amistad y de la relación personal que debe estar siempre por encima de cualquier otro aspecto en las relaciones humanas.
Muchas gracias, pues, Xosé Manuel, en nombre de todos cuantos piensan como yo, porque el futuro de Ourense se construye desde la solidez de los valores que tú representas y no sobre el fango de los recelos de aquellos que te critican.
