EL PUEBLO JAMÁS SERÁ VENCIDO

La solidaridad es fruto de experiencias y de determinado tipo de educación: la educación para la colaboración, para ser el otro, el que sufre. Yo podría haber sido uno de esos. El pesimismo causa dolor, pero también ofrece la esperanza de poder desvelar otras alternativas. En la vida existe algo más que el moho y el óxido, hay momento genuinos en momentos tristes. Que sean efímeros, condenados, no les vuelve inexistentes.
Hoy la máxima preocupación de todos los ciudadanos, y de las autoridades por supuesto, debería ser el empobrecimiento general que sufre la sociedad y la pérdida de protección pública para mucha gente que se ve en una situación de pobreza y de exclusión social; una situación de mayor pobreza que en la que estuvieron sus padres, con recuerdos de los años de la inmediata posguerra.

Los ayuntamientos tienen un conocimiento de los problemas que se le escapan a las técnicas de investigación más sofisticadas si sólo lo utilizan los grandes poderes, las grandes corporaciones, debido entre otras causas a lo económico. Lo cercano, lo inmediato, genera sensaciones no presentes en los grandes números, vacíos de rostro. Las miradas próximas son muy elocuentes. La red de acción solidaria, promocionada por algunos vecinos de ayuntamientos sensibles a las desigualdades sociales, es una red que pretende sumar esfuerzos para mejorar las condiciones de vida de las personas en riesgo de fuerte deterioro económico y de exclusión social. La solidaridad es horizontal, vive de espaldas a las jerarquías y a los compartimentos sociales; en cambio, la caridad tradicional es una práctica hasta ahora con resabios de verticalidad.

Se hace necesario dar una respuesta solidaria y ciudadana a las necesidades que las administraciones públicas ignoran conscientemente. La ayuda que se prestaría debe ser multidisciplinaria: educación, comedor escolar, vivienda, asesoramiento e inserción laboral. El pueblo jamás será vencido cuando sabe dotarse de medios de autoorganización. Parte del cometido de las instituciones es hacernos creer que sólo 'ellos' saben resolver los problemas. La invención de un nuevo modo de organización para satisfacer las necesidades sociales más apremiantes es uno de los primeros cometidos de la ciudadanía.

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