¿QUIÉN ES LA VOZ DE LOS INOCENTES?

Nunca olvidaré el día que la conocí. La acompañaba su madre y me recomendó que la vigilase mucho que, era muy traviesa. Aquel angelito de tres años, linda como una muñeca, con su pelo del color del trigo maduro y sus inmensos ojos azules, no tardó en dar muestras de su atrevimiento. Muchas fueron las veces en que tuve que correr para sentarla porque se ponía de pie para tocar los botones del timbre y de las luces del techo que tanto le fascinaban.
A medida que fue creciendo su carácter se fue acentuando: curiosa, vivaz, luchadora y una enamorada de la música. Su madre, debido a un mal de nuestro tiempo, no siempre podía ocuparse de ella, así que su abuela materna asumió gustosa esa labor. Nunca le faltó de nada: ni ropa, ni juguetes, disfraces para carnaval, los cromos de moda, etcétera, pero sobre todo disfrutaba de mucho cariño. Su único temor siempre fue que no la devolviésemos a su casa, llegando muchas veces, cuando el chófer del autobús no le era conocido, a preguntarle nada más subir si sabía bien dónde era su parada.

Peleona, cariñosa y con un corazón generoso nunca pasa desapercibida debido a su fuerte personalidad y a que es muy extrovertida. Hace unos diez días, inexplicablemente y con unos razonamientos bastante inverosímiles, los del Tribunal de Menores la arrancaron de su hogar, del calor de su familia, de su grupo de amigos, de su autobús, de su colegio... de su vida. Sólo tiene seis años. ¿Quien la va a defender? ¿Quién se va a responsabilizar de las heridas que le están causando a su alma?

Los que la queremos, que somos muchos, esperamos que se abrevie esta situación, que no le causen más dolor porque ella era una niña feliz... hasta que se la llevaron.

Te puede interesar
Más en Cartas al director