Hoy, día 26, se cumplen 38 años del fallecimiento de mi querido padre Camilo Vázquez Ascariz, jefe de Correos que fue de Leiro, corresponsal también de este periódico, y profesor del bachillerato de entonces de varios chicos y chicas de los años 50, 60 y 70 en aquellas llamadas 'clases particulares'.
Desde estas lejanas tierras de La Mancha de Don Quijote, quiero aprovechar esta sección del periódico al que estoy suscrita, para lanzar este recuerdo entrañable y cariñoso al que creo que sin lugar a dudas fue un funcionario intachable y ejemplar, buen maestro, fiel esposo y maravilloso padre, aunque severo (pero recordado sin rencor), que una traicionera meningitis nos lo arrebató a la edad de 60 años.
Ya ninguno de sus tres hijos tenemos la suerte de residir en tierras gallegas, ni ya su esposa (mi madre), fallecida hace ocho años en Ciudad Real, pero que sí quiso que sus cenizas descansasen en el cementerio de San Francisco, con su esposo, suegra y dos cuñados.
Aprovecho para enviar mi más cariñoso recuerdo a mi querido pueblo de Leiro, que tanto nos quiso, que añoro tremendamente, saludando de paso a los familiares y amistades que me acompañaron en mi feliz infancia.
Ya ninguno de sus tres hijos tenemos la suerte de residir en tierras gallegas, ni ya su esposa (mi madre), fallecida hace ocho años en Ciudad Real, pero que sí quiso que sus cenizas descansasen en el cementerio de San Francisco, con su esposo, suegra y dos cuñados.
Aprovecho para enviar mi más cariñoso recuerdo a mi querido pueblo de Leiro, que tanto nos quiso, que añoro tremendamente, saludando de paso a los familiares y amistades que me acompañaron en mi feliz infancia.
