SOBREDOSIS DE PAPANATISMO

Ahora va a resultar que haber averigüado que tiempo atrás Corinna Larsen, su nombre de soltera, y posteriormente casada en segundas nupcias con el aristócrata alemán príncipe Casimir Zu-Sayn-Wittgenstein, residió alternativamente en España durante cuatro años en Villa la Angorilla (El Pardo-Madrid), se va a convertir en el acontecimiento del año dentro del calificado como periodismo de investigación.
A este paso, terminaremos comparándolo con el famoso 'escándalo Watergate'. Nuestro papanatismo, en ocasiones, resulta esperpéntico. Lo que sí resultaría interesante es que a los españoles, dado que se utilizó dinero público, nos fueran aclaradas las siguientes cuestiones:

¿Partió de don Juan Carlos la orden de ceder Villa la Angorilla a Corinna Larsen? ¿A cargo de quién corrían durante sus estancias, desplazamientos, vehículos, etc? ¿Quién cubría su protección, tutela, vigilancia? ¿Qué tipo de gestiones y por cuenta de quién realizó Corinna para el Estado español consideradas secretas y clasificadas? ¿Aportaban sus cometidos algún tipo de prestigio, estabilidad o interés a la Casa Real o al rey? ¿Alguien se lucró con todas sus presuntas mediaciones?

Como no teníamos suficiente con las andanzas y denuncias del espabilado ex tesorero Bárcenas, ahora resulta que el notición pasa por ocuparnos de las aventuras y desventuras de Corinna. ¿Qué más nos tiene que ocurrir para que en las mal llamadas tertulias políticas, sus invitados dediquen algo más de tiempo a criticar la actuación del Gobierno con respecto a la desesperada situación de nuestros seis millones de parados? Sufrimos una irreprimible tendencia a sacar las cosas de quicio verdaderamenre enfermiza. Todo tiene un tope pero en este caso ya lo hemos superado.

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