sugerencias a la ley wert

Señor ministro, después de la reforma educativa que usted elaboró, la cual alborotó a la oposición y a la opinión pública en general, son pocos los que confían en el éxito de la misma, así como en la igualdad de oportunidades para que todo aquel que quiera y demuestre sus actitudes, independientemente de su capacidad económica tenga la oportunidad de una buena formación académica, para afrontar con éxito los nuevos retos del presente y futuro incierto que se avecinan.
Estando dicha ley en trámites de enmiendas parciales antes de que quede definitivamente aprobada, y teniendo en cuenta que según las diversas encuestas la inmensa mayoría de los políticos que forman los distintos gobiernos, o están en la oposición, no llegan ni de lejos al aprobado, no es de extrañar que los españoles dudemos de sus capacidades éticas para gobernarnos, y menos administrar el erario con honestidad y responsabilidad.

Con el fin de regenerar la democracia un tanto maltrecha, por tantos casos de fraudes y corrupción que día tras día son portada de la prensa nacional e internacional, echo de menos que aprovechando esta reforma, en vez de desconsiderar la asignatura de educación para la ciudadanía, no la haya potenciado por más materias, pasando a denominarla educación 'ética democrática' para la ciudadanía, a ver si con una mayor cultura democrática nuestras futuras generaciones rehabilitan los valores éticos que la mayoría de los políticos actuales desconocen o no practican, actuando con impunidad y alevosía sin responsabilidad alguna, hipotecando el presente y futuro de nuestros hijos y nietos con despilfarros e inversiones millonarias en obras públicas de difícil rentabilidad para las distintas administraciones, como la construcción de aeropuertos sin aviones, estaciones de AVE sin pasajeros o ciudades culturales, polideportivos, auditorios, etcétera, sin público. Estas inversiones faraónicas en épocas de bonanza, de las cuales alguna comisión recaería en los políticos de turno, la estamos y seguirán pagando nuestros hijos, ya que las malas inversiones del presente se convierten en nuevos impuestos del futuro, cuando si estas se hubieran empleado con responsabilidad y un poco de sentido común, en tecnologías de última generación para mejorar el tejido industrial, mejor nos iría a todos, ya que aparte de ser más competitivos, hoy día tendríamos una menor tasa de desempleo, de la cual, igual que en fútbol, podemos presumir de campeones.

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