TERESA Y ROGELIO, de a ponte

n n nTeresa y Rogelio eran dos pontinos clásicos, es decir, pertenecientes a aquella generación de habitantes nacidos en el Concello de Puente Canedo y que fueron jóvenes antes de que desapareciera aquel municipio.
Los dos se nos fueron el lunes, siendo vecinos de la avenida de las Caldas, 26 y 34, y ayer fueron llevados al cementerio de la parroquial. Pertenecían, ya digo, a ese grupo del que cada vez quedamos menos Fueron testigos de cómo se realizó la transformación de nuestra zona y de cómo fueron apareciendo cientos, miles de familias que absorbieron a aquella antigua población y hoy, entre unas cosas y otras, el Puente pasa a llamarse A Ponte, y Orense, Ourense.

Teresa pertenecía a una familia pudiente, la Gómez Domínguez, encabezada por Antonio y Manuela. Sus hijos, Evangelina, Clamen, Pilar, Carmen y Teresa, con Antonio, Pepe y Manolo. Ya solamente quedaba Teresa, viuda de Rafael Castillo, habiendo tenido dos hijos. Fueron dueños de amplias extensiones de terreno, viñedos que dieron paso al asfalto y que permitieron las obras de la nueva estacion de Renfe, avenida de Marin y avenida de As Caldas.

Rogelio era hijo de ferroviario, e incluso su madre fue algún tiempo guardesa del paso a nivel que existía cerca del actual cementerio Pero tenía una devoción: su proximidad a la Iglesia. Algo que le hizo muy popular en aquellos tiempos ante los vecinos. Muchos jóvenes viviamos muy próximos a él y, como consecuencia, a estos movimientos religiosos, y por ello se sentía especialmente orgulloso. Ello daría paso a mil y una anécdotas, muchas bien simpáticas por cierto, que hablaban de su carácter y , a la vez, de la sencillez y modestia de aquellas gentes, jóvenes y mayores. Citemos, por ejemplo, la frase de una feligresa: 'Ise cura da corbata moi ben reza o rosario'. Y es que Rogelio se subia a aquel púlpito que habia antes y dirigia desde alli los rezos, en unos tiempos en que los sacerdotes siempre vestian sotana.

Rogelio, luego casado con Carmela, tuvieron dos hijas. El tuvo una faceta importante y fue durante muchos años un contacto sincero, formal, para orientación de muchísimos pequeños, modestísimos tenderos de pueblo, de tienda y bar, que consultaban mil y una dudas sobre cualquier tema a Rogelio, cuando llegaban a comprar a Licores Viso, de donde era contable. A través de los años, constante colaborador parroquial en las conferencias de San Vicente Paúl y hasta en Cáritas, en las oficinas del Obispado.

En suma, día de luto ayer en el Puente (A Ponte). Queda el amable, el emocionado recuerdo de dos clásicos más que se fueron.

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