la tierra olvidada

El valor de una tierra sana y productiva es uno de los componentes claves del capital natural del planeta: la reserva de tierra productiva, agua dulce, bosques, aire limpio y otros recursos renovables sostiene la supervivencia y prosperidad de la especie humana, y fomentar su conservación debe ser una prioridad de todos.
La tierra es fundamental para obtener un crecimiento macroeconómico, con un claro potencial para reducir la pobreza y promover el desarrollo rural. En concreto, los recursos destinados a la tierra son esenciales para aumentar la productividad agrícola, mejorar el acceso de los pequeños agricultores a los mercados y mantener amplios esfuerzos por garantizar la seguridad y soberanía alimentaria a medio y largo plazo.

El manejo sostenible de la tierra es una medida fundamental a la hora de determinar la cantidad, calidad y sostenibilidad de la producción agrícola; es, por lo tanto, un factor crucial para asegurar que el comercio en la agricultura sea sostenible y rentable al mismo tiempo. Además es decisivo a la hora de fortalecer la capacidad del sector agrícola para alimentar a la población, si realmente se apoya a los productores con la finalidad de generar ingresos sostenibles, así como facilitando un suministro estable y de calidad que satisfaga la demanda del mercado.

Digo todo esto porque causa espanto ver el abandono de nuestras tierras, una política agrícola común de la UE que está reduciendo precios agrarios y abriendo mercados a una competencia exterior cada vez mayor no ayudan precisamente a potenciarla, con el dramatismo añadido del despoblamiento rural. En situaciones de crisis como la actual el autoconsumo de nuestras pequeñas fincas viene a paliar situaciones flagrantes de necesidad remediando a las economías más modestas.

La gran pregunta es que hacer con tantas hectáreas sin producción cuando en otras partes del planeta escasea el suelo cultivable. La adversidad se convierte en ocasiones en una oportunidad, de pequeñas cosas han surgido grandes empresas, me vienen a la cabeza Inditex que nació en un humilde taller de A Coruña, Coren que paulatinamente fue expandiéndose, o Pescanova que fue la primera en aplicar el congelado a la cadena pesquera. Necesitamos un gran proyecto para la tierra olvidada que innove su desarrollo.

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