Sí,la vendemos.
Y en la mayoría de los casos no al mejor postor. A diario veo a gente que renuncia a su dignidad, bien por mantener un puesto de trabajo en condiciones críticas, bien siguiendo a gente con poder para al menos si caes, tener dónde agarrarte, o simplemente por miedo a la soledad y a la crítica. Porque en los tiempos que corren los principios los dejamos en casa, para salir a la calle y contestar que si a todo lo que se nos proponga con esperanza de que algo cambie, aunque no nos beneficie. Y puede que aunque callemos y asintamos ese cambio no llegue. ¿Acaso el conformismo nos puede llevar a una mejora? ¿O el abstenerse? No se trata de llevarse la contraria los unos a los otros, no se trata de pelear por pelear... Se trata de intentar entre todos tener la conciencia tranquila, la barriga llena, el orgullo en pie y la dignidad y la libertad intactas.
No más principios eclipsados por equivocación por favor. Ni por engaño. Ni por injusticias. Que la libertad de expresarse no debería ser prohibida, ni mancillada. Y los derechos humanos deben ser leídos más a menudo para recordarnos que al final lo que de verdad importa es la felicidad de los tuyos, y la tuya propia. Que el poder y el dinero un día pueden irse por donde vinieron. Y las raíces no deben ser olvidadas... el alma no tiene precio, no la vendan tan fácilmente.
No más principios eclipsados por equivocación por favor. Ni por engaño. Ni por injusticias. Que la libertad de expresarse no debería ser prohibida, ni mancillada. Y los derechos humanos deben ser leídos más a menudo para recordarnos que al final lo que de verdad importa es la felicidad de los tuyos, y la tuya propia. Que el poder y el dinero un día pueden irse por donde vinieron. Y las raíces no deben ser olvidadas... el alma no tiene precio, no la vendan tan fácilmente.