n n nAyer recibieron sepultura en el cementerio de Santa Mariña de Augas Santas los restos de don Venerando Lamas Vázquez, popularmente conocido como 'Ros', y fallecido el miércoles a los 79 años de edad. El sepelio constituyó una gran manifestación de duelo, ya que se trataba de una persona muy conocida y querida, que se había granjeado numerosas simpatías a lo largo de toda una vida dedicado a los negocios. Entre los asistentes figuraban representantes del sector de las antigüedades, algunos llegados desde fuera de la provincia.
Tuvo varios negocios y empresas pertenecientes a distintos sectores profesionales, pero con el que se sintió más identificado, sin duda, fue con el de antigüedades, que llevaba precisamente el nombre de 'Antigüedades Ros'. Desde este establecimiento, ubicado en la Avenida de Zamora, compró y vendió durante décadas una gran cantidad de objetos antiguos. Con esa pasión tiene que ver, precisamente, el hecho de que hubiese sido presidente de la Asociación de Anticuarios en Ourense y también de Galicia. Fue, además, el primero en asistir a las ferias de antigüedades que se celebraban en Madrid.
Sus preferencias como comprador y coleccionista estaban fijadas en torno al ámbito religioso y rural, aunque posee piezas de gran valor pertenecientes a otros estilos. De hecho era poseedor de una gran colección de piezas de Sargadelos que figura entre las mejores de Galicia.
Aunque en los últimos tiempos, la salud le había deteriorado físicamente, don Venerando fue siempre un hombre vital, con gran capacidad de trabajo; buen vividor, que disfrutaba con lo que hacía y con sus amigos, además de poseedor de una alegría desbordante y contagiosa.
Sus preferencias como comprador y coleccionista estaban fijadas en torno al ámbito religioso y rural, aunque posee piezas de gran valor pertenecientes a otros estilos. De hecho era poseedor de una gran colección de piezas de Sargadelos que figura entre las mejores de Galicia.
Aunque en los últimos tiempos, la salud le había deteriorado físicamente, don Venerando fue siempre un hombre vital, con gran capacidad de trabajo; buen vividor, que disfrutaba con lo que hacía y con sus amigos, además de poseedor de una alegría desbordante y contagiosa.
