Queremos hacer alusión al deplorable estado del pavimento de la ¿carretera? que conduce desde el embalse de Cachamuiña hacia los polígonos industriales de Pereiro de Aguiar primero y el de San Cibrao das Viñas, además de ser paso obligado para acceder al Parque Tecnológico de Galicia. Este itinerario es utilizado por centenares de usuarios que se desplazan a diario desde distintas zonas de Ourense ( me incluyo entre ellos) hacia el lugar de trabajo, hacia las zonas de recreo de Monterrey, o simplemente de paso hacia otros lugares o aldeas.
Creo que debería haber algún organismo oficial, de esos que decimos que nos representan a todos los ciudadanos, que deba orientar algún tipo de actuación hacia una solución definitiva; nos hemos cansado de ver que desde hace más de veinte años los arreglos se limitaron a derramar asfalto una vez por año sobre las múltiples grietas transversales que se iban formando, con un resultado de empeoramiento al cabo de pocos meses. Hace cuatro o cinco años se utilizó una capa de aglomerado sobre dos zonas de este trayecto con una longitud aproximada de 150 y 800 metros, respectivamente, lo que hizo pensar a los más optimistas que se trataba de una prueba para abordar a continuación la obra total. ¡Qué ilusos, los más optimistas!
Realmente si hay que ver algo positivo en todo este abandono, diremos que se puede ahorrar en el coste de señales que limiten la velocidad, pues rebasar 40 ó 50 kilómetros por hora no se le ocurre a nadie a no ser que quiera comprobar lo rápido que se puede desmoronar un vehículo.
El título de esta carta comienza por 'vergonzoso', pero que se sepa, nadie hasta ahora se sintió avergonzado por tal situación. Sin duda este escrito intenta sensibilizar a la opinión pública de que estamos ante la obligación de reclamar ante quien proceda un arreglo a simple vista salvable. El paso siguiente, me sugieren, sería la recogida de firmas y la creación de una plataforma reivindicativa.
Realmente si hay que ver algo positivo en todo este abandono, diremos que se puede ahorrar en el coste de señales que limiten la velocidad, pues rebasar 40 ó 50 kilómetros por hora no se le ocurre a nadie a no ser que quiera comprobar lo rápido que se puede desmoronar un vehículo.
El título de esta carta comienza por 'vergonzoso', pero que se sepa, nadie hasta ahora se sintió avergonzado por tal situación. Sin duda este escrito intenta sensibilizar a la opinión pública de que estamos ante la obligación de reclamar ante quien proceda un arreglo a simple vista salvable. El paso siguiente, me sugieren, sería la recogida de firmas y la creación de una plataforma reivindicativa.
