Los primeros días me reciben con recelo, las lágrimas empañan sus inocentes miradas.
Poco a poco esto va cambiando y sus caritas empiezan a iluminarse en cuanto ven llegar el autobús. Con la ayuda de su inagotable imaginación un día viajamos en una nave espacial, al siguiente somos peces en un mar infinito y al otro vamos en una discoteca rodante. Llevamos a bordo nuestro propio cantante, la presentadora y hasta algún improvisado cámara. Día a día me enseñan que la vida se puede mirar a través de diferentes cristales y que no todo es lo que parece. Soy testigo de como se van abriendo al mundo, integrándose en él y haciendose mayores. Confidencias de adolescentes, temas que repasar, explicaciones de última hora. Celebro sus éxitos, lamento sus fracasos. Vivo día a día sus ilusiones, sus tristezas, los primeros amores inocentes, los desamores, la zozobra e inseguridad de esos maravillosos años que ellos aún no saben que lo son.
A mis ángeles de los colegios de Mende y Ben-Cho-Shey, a los que ya se han ido y a los que estarán y que, aun sin tenerse de pie, ya reconocen el autobús: Os quiero. A todos ellos, a mi familia, amigos, compañeros de trabajo y a todos los que bien me quereis: Felices fiestas.
A mis ángeles de los colegios de Mende y Ben-Cho-Shey, a los que ya se han ido y a los que estarán y que, aun sin tenerse de pie, ya reconocen el autobús: Os quiero. A todos ellos, a mi familia, amigos, compañeros de trabajo y a todos los que bien me quereis: Felices fiestas.
