Acento catalán en Ramirás

Cuatro monitores, 18 jóvenes catalanes de entre 14 y 17 años y cinco tiendas de campaña. Una semana en el rural gallego. Asentaron campamento a principios de semana en Freas de Eirás, en Ramirás. Allí retiraron barro y arena de pozas de riego, reconstruyeron muros vencidos de piedra, trabajaron con el ganado y, lo más importante de todo, se sumergieron en el día a día de una explotación ganadera cárnica de la raza limusín: Val de Ramirás, de Ricardo Montañés. Y es que Ricardo, desde hace siete años, acoge a voluntarios de todo el mundo a través de la Federación Wwoof. Este año, el ganadero recibió a la agrupación escolar Perot Guinarda de Barcelona. “Hemos venido a Galicia a trabajar como voluntarios en las tierras de Richard y es la primera vez que vamos todos juntos lejos de Barcelona, teníamos muchas ganas de venir y ayudar en todo lo posible”, explican los catalanes. Tal era su entusiasmo y vitalidad para aportar que el ganadero de Ramirás quedó asombrado. “Les estoy especialmente agradecido, son entusiasmados, se desviven ayudando y colaborando en actividades tediosas”, cuenta Ricardo, que su asombro fue mayor cuando los voluntarios decidieron asumir “pagarse su comida y disponer de su alojamiento. Normalmente, nosotros ofrecemos comida y cama a cambio del trabajo, ellos no pidieron nada a cambio”. Escapar del caos La ilusión y vitalidad de este grupo los llevó a preparar el viaje durante meses y “las expectativas iban subiendo cada semana”, cuenta Nora Ruiz, una voluntaria de 16 años. “Decidimos venir a Galicia porque es un sitio precioso para visitar y aprender y al contactar con Ricardo supimos que era nuestro sitio, el interior, un lugar natural precioso lejos de la multitud y agonía de la ciudad, un lugar lleno de tranquilidad y paz”, añade. Con ella coincide Marçal Foz, de 14 años, que está feliz “de poder disfrutar de Galicia, sus paisajes, la cultura, además de que Ricardo y Sito nos están ayudando mucho y nos están tratando muy bien”. Todos estos jóvenes llegaron a Ramirás con “muchas ganas de trabajar y de empaparnos de su cultura y de su gente, estas expectativas se están cumpliendo”, remarca Nico Fernández, un joven de 17 años. Cinco días bastaron para que Ricardo esté deseando que vuelvan el año que viene, pues “no piden nada a cambio, solo dan, y eso ya poco se ve”, comenta Ricardo, que vio en estos jóvenes de Barcelona “inquietudes por conocer y desmentir muchos tópicos que no tiene que ver con la realidad, ver el rural y valorarlo. Son jóvenes que tienen aquí a un servidor, se lo han ganado”, concluye el ganadero ourensano. Los voluntarios cogerán sus mochilas y tiendas de campaña este domingo para poner rumbo a la Costa da Morte, donde realizarán una ruta de senderismo para finalizar su experiencia con Galicia: “Estamos deseosos por ver que aventuras viviremos allí, esperemos que sean igual de gratificantes, divertidas y enriquecedoras como las que vivimos en Ramirás”, destacan los catalanes, quienes llevarán por siempre un pedacito de Ourense en el corazón. n