Un grupo de investigadores gerontológicos analizará la documentación de esta supercentenaria oriunda de A Merca

La celanovesa Rosa Martínez Casais, con 110 años, es la abuela de España

Rosa Martínez rodeada de buena parte de su familia. (Foto: Xesús Fariñas)
Celanova podría entrar en el Libro Guinness de los récords si se confirma que una de sus convecinas, Rosa Martínez Casais, tiene 110 años y 171 días tal y como dice en su carné de identidad.
Una representación gallega del 'Gerontology Research Group', un grupo de investigadores en estudios gerontológicos que busca y certifica a las personas más ancianas del mundo, se ha puesto en contacto con la familia para verificar la documentación de Rosa y confirmar su ingreso en la lista de 'supercentenarios'. Un censo compuesto por 78 personas mayores de 110 años en todo el mundo (75 mujeres y tres hombres) que lidera la estadounidense Eugenie Blanchard con 114 años y donde no hay ningún español.

Pendiente de confirmación oficial, para lo que requieren su certificado de nacimiento, de boda y el de uno de sus hijos, el investigador Emilio Ibáñez confirmaba que 'Rosa puede convertirse en la abuela de España, después de que el pasado 16 de octubre constatáramos el triste fallecimiento de la burgalesa Felipa Gutiérrez'. Donde ya se han hecho eco de esta situación es en la popular 'wikipedia'. La enciclopedia libre de internet otorga -pendiente de verificar por el GRG- a Rosa Martínez el título de la persona más longeva de España, seguida de la extremeña afincada en Madrid, Constancia García (15/09/1900).

En la casa familiar de Celanova, Rosa y sus hijos recibían con emoción la noticia. 'No es común que una persona llegue a esta edad, por lo que estamos muy orgullosos de que nuestra madre sea la abuela de España', confesaban. Madre de tres hijos -Ángel, Ricardo y Amelia-, abuela de siete y la 'bisi' de otros tantos biznietos, Rosa Martínez nacía un 3 de mayo en A Merca. Maestra de profesión, dejó de ejercer cuando se casó con su marido Eduardo. 'Cuando nos casamos, se llevó una grata sorpresa porque pensó que, al haber estudiado y dado clases, no sabría cocinar', recordaba.

Coqueta, alegre y con una memoria envidiable, así es Rosa. Una mujer que sabe lo que es perder a un hijo y también a su marido. Tras vivir en Madrid, hace años que reside con su hija Amelia en la villa de San Rosendo. Aunque apenas sale a la calle, el pasado 30 de agosto reunió a toda su familia en un restaurante de la localidad para festejar su santo. 'Todos vienen a verme', afirma orgullosa.

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