La ONG de Celanova Ledicia Cativa, que trabaja en la acogida temporal de menores afectados por la radiación de Chernobyl en diversas regiones de la Federación Rusa, acaba de iniciar los trámites entre las familias de toda Galicia interesadas en participar en el programa de acogida. José Manuel Borrajo, uno de los coordinadores, explica el proceso.
Los niños no llegarán hasta julio, ¿cómo es que comienzan tan pronto?
Tenemos que empezar ahora porque hay muchos plazos que cumplir, con un corto espacio de tiempo para resolverlos. En Rusia tienen un especial cuidado con los programas de acogida y, cada nuevo cónsul español en ese país, exige normas más restrictivas que el anterior. Se ve que se les han colado muchos.
¿Cuál es la fecha tope para acogerse al programa?
El 14 de febrero. Imagínese, tenemos que entregar la documentación de los programas a la Xunta, después a la Subdelegación del gobierno porque se trata de un tema de menores extranjeros y finalmente a las autoridades rusas, que tienen la última palabra para la ejecución del programa. Y si se retrasa cualquier papeleo, perdemos todos los billetes de avión.
¿Hay algún cambio para este año?
En principio no. Como todos los veranos habrá algún niño que no podrá venir porque ya ha cumplido los 18 años, pero esperemos que se apunten nuevas familias dispuestas a traer un niño, porque realmente les están regalando calidad de vida y alargando sus expectativas vitales, además de inculcarles una serie de valores, de principios, de los que ellos carecen.
¿Qué consejos les daría a las familias principiantes?
Que no tengan miedo de sí mismos y que no se limiten porque es una experiencia que merece la pena. Es cierto que duele, porque al final ellos regresan a Rusia, pero las familias deben pensar en el bienestar del menor acogido y preguntarse ¿eres generoso de verdad o más bien egoísta?
Tenemos que empezar ahora porque hay muchos plazos que cumplir, con un corto espacio de tiempo para resolverlos. En Rusia tienen un especial cuidado con los programas de acogida y, cada nuevo cónsul español en ese país, exige normas más restrictivas que el anterior. Se ve que se les han colado muchos.
¿Cuál es la fecha tope para acogerse al programa?
El 14 de febrero. Imagínese, tenemos que entregar la documentación de los programas a la Xunta, después a la Subdelegación del gobierno porque se trata de un tema de menores extranjeros y finalmente a las autoridades rusas, que tienen la última palabra para la ejecución del programa. Y si se retrasa cualquier papeleo, perdemos todos los billetes de avión.
¿Hay algún cambio para este año?
En principio no. Como todos los veranos habrá algún niño que no podrá venir porque ya ha cumplido los 18 años, pero esperemos que se apunten nuevas familias dispuestas a traer un niño, porque realmente les están regalando calidad de vida y alargando sus expectativas vitales, además de inculcarles una serie de valores, de principios, de los que ellos carecen.
¿Qué consejos les daría a las familias principiantes?
Que no tengan miedo de sí mismos y que no se limiten porque es una experiencia que merece la pena. Es cierto que duele, porque al final ellos regresan a Rusia, pero las familias deben pensar en el bienestar del menor acogido y preguntarse ¿eres generoso de verdad o más bien egoísta?
