El magistrado Joaquín González Amaro promovió la restauración de la sala en la década de los 80

Un juez ourensano gestiona la donación de más de 2.000 libros a la biblioteca del instituto

La biblioteca del instituto ocupa una sala entre ambos claustros 'procesional' y 'poleiro'. (Foto: Xesús Fariñas.)
Una donación gestionada por un magistrado ourensano, Joaquín González Amaro, que, entre las décadas de los 60 y 80 ejerció en Celanova, permite incrementar en más de 2.000 volúmenes las estanterías de la biblioteca del Instituto de Enseñanza Secundaria de Celanova. Una sala de estilo barroco que separa el claustro ‘procesional’ de ‘O Poleiro’ que, por causas del azar, se conserva gracias a la mediación del magistrado ourensano, al paralizar el vaciado de las instalaciones durante la restauración del edificio.
La biblioteca del Instituto de Enseñanza Secundaria de Celanova, ubicada entre los dos claustros del Monasterio de San Salvador, cuenta con más de 2.000 nuevos volúmenes fruto de la donación de un ex vecino ilustre de la villa de San Rosendo. El magistrado ourensano Joaquín González Amaro, que ejerció en Bande y Celanova desde finales de la década de los 60 hasta los años 80, ha gestionado la donación de cerca de 3.000 ejemplares entre libros, discos musicales y audiovisuales, procedentes de una biblioteca pública de la Comunidad Autónoma de Madrid. Novelas, libros de derecho, ciencias o historia componen el lote que, a lo largo de las próximas semanas será registrado y catalogado por los profesores responsables de la gestión de la biblioteca que supera los 16.000 volúmenes. ‘O centro lle prodúcelle unha gran satisfacción ver como xente vinculada ca vila e co instituto xestione de xeito gratuito unha donación destas características’, subrayaba la directora, Dolores Sarmiento.

Impulsor de la cultura

No es la primera vez que Joaquín González Amaro gestiona la donación de ejemplares a la biblioteca del centro y su vinculación con las instalaciones va más allá. ‘A él le debemos, por azares de la vida, la conservación de la biblioteca’, explica Grego rio Álvarez, amigo del magistrado y alcalde de Celanova en la década de los 80, durante las obras de reforma del Claustro do Poleiro que merecieron el premio ‘Europa Nostra’. ‘Un día de lluvia, mientras visitaba las obras, vio como los operarios procedían al vaciado de la biblioteca. Les mandó parar, me lo comunicó y, en contra de lo establecido en el proyecto, gestionamos y logramos la financiación necesaria para la restauración de la sala, con su bóveda de madera y el mueble barroco’, relataba Álvarez.

Fondos propios desde finales del siglo XIX

Con más de 16.000 volúmenes, los fondos del centro celanovés ‘van máis alá dunha biblioteca escolar, acorde ca súa vocación de ser algo máis’, apunta Isidora Gil, responsable de la biblioteca escolar. Entre las estanterías, perfectamente catalogados, los alumnos encuentran desde las últimas novedades literarias hasta las obras completas de Armando Palacio Valdés de 1929 o la catalogación, de 1909 en castellano y francés de la ‘Flora descriptiva e ilustrada’. ‘Son fondos propios, adquiridos ou de donacións particulares, pero os máis antigos datan de finais do século XIX, porque cando desmontaron a biblioteca leváronse os fondos’, matiza Gil González.

La mayoría de los ejemplares (14.474 volúmenes) están catalogados y se pueden consultar en el programa informático de la biblioteca o desde casa a través del portal virtual del Proyecto Meiga.

‘Unha vez seleccionada a biblioteca, pódese localizar e coñecer a disponibilidade de cada exemplar’, apuntan los responsables.


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