Usuarios, voluntarios y socios de Cruz Vermella Terra de Celanova, así como gente de a pie comparten estos días risas y trabajo en el mercadillo solidario de Celanova, un punto de encuentro que ayer abrió sus puertas en la calle Pardo Bazán para donar lo que ya no usas, comprar para regalar y a su vez, colaborar con personas que lo necesitan. “La verdad es que es muy enriquecedor, hacemos un equipo muy agradable. Es mucho trabajo, pero es una forma muy bonita de cerrar el año, de estar juntos, unidos”, comenta Tania Salgado, responsable de la Asamblea Comarcal de Cruz Vermella Terra de Celanova quien destacaba que “de aquí también salen nuevos voluntarios y se crean vínculos que no esperas”.
Lo sabe bien Carmen Rivera, maestra jubilada y voluntaria desde hace una década. “Cando empecei pensei que viña a dar, pero xa o dixen máis veces, danme máis a min do que eu poida dar”, relata en un pequeño descanso tras la concurrida mañana de inauguración: “Foi un acerto abrir hoxe”, dijo.
A su lado Mariana López, otra de las voluntarias, acompaña a una clienta a probarse un vestido. “Lo que más compran es ropa de abrigo y también juguetes, pero estos aún están sin sacar”, comenta esta veterana que anima a pasarse por el mercadillo durante todo el mes, tanto para donar como para comprar porque, tal y como constatan desde la ONG, toda ayuda será poca. “Hay mucha pobreza, y muy cerca”, incide Tania Salgado, quien pone el acento en el aumento del número de casos en la comarca. “Llevamos un mes atendiendo a diez personas nuevas a la semana, estamos bastante desbordados. No sabemos cómo empezaremos el año, pero todo nos hace falta”, dijo.
Toda la recaudación del mercadillo irá íntegramente a fines generales de Cruz Vermella, orientados a la compra de alimentos, el pago de facturas o del alquiler, entre otros.
CARTEL DE COMPLETO EN LA VILLA
La de ayer fue una animada jornada de compras y reencuentros en la villa de San Rosendo. Vecinos y visitantes coincidían en que fue todo un acierto la decisión de mantener la feria semanal en día festivo -y que coincidía además con la tercera y última jornada del mercado navideño y de antigüedades en el claustro-, y más aún la decisión del comercio local de abrir sus puertas para facilitar las compras.
