Unos pocos privilegiados tuvieron la oportunidad ayer de disfrutar del espectacular efecto solar que se produce, coincidiendo con el equinoccio de primavera (y también en otoño, si el tiempo lo permite), en la capilla mozárabe de San Miguel de Celanova.
Desde el Concello, el concejal Manuel Nogueiras (Celanova Decide) explicó que la actual situación de pandemia no recomendaba realizar las convocatorias públicas de los últimos años, dadas las limitaciones de espacio y tiempo para ver el efecto solar desde un punto concreto de la antigua huerta monacal. No obstante, y en vista de que la mañana de se presentaba libre de nubes en la villa de San Rosendo, Nogueiras decidió acercarse hasta el cenobio y dejar constancia gráfica del juego de luces que se crea en la capilla mozárabe. Un efecto diseñado en el siglo X pero que se redescubrió a finales del siglo XX.
Faltaban ocho minutos para las ocho de la mañana cuando los primeros rayos de luz superaron el Monte de San Cibrao y enfilaron hacia el oratorio diseñado en tiempos de San Rosendo. "Son escasos tres minutos os que a luz se coa polas xanelas do oratorio, para outra vez miraremos de facer algunha gravación audiovisual para que o poidan ver máis persoas", dijo Nogueiras.
Un ollo de lume
Coincidiendo con el equinoccio, la Fundación Curros Enríquez y el Concello celanovés daban a conocer ayer la publicación "Un ollo de lume na capela de San Miguel", inspirada en el oratorio que mandó erigir San Rosendo en honor a su hermano Froila. Se trata de un pequeño relato escrito por Antonio Piñeiro, con ilustraciones de la también celanovesa Katherina Ojea.
La publicación, que ha contado con una subvención de la Secretaría xeral de Política Lingüística, cuenta con una versión expositiva (un cartel con una introducción de Xosé Benito Reza) que ya cuelga de las paredes de las dependencias monacales que dan acceso a la capilla.