Vecinos enojados los reciben al grito de ‘asesinos'

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photo_camera Un grupo de vecinos increpa a los detenidos en su entrada al juzgado.

La detención y posterior puesta en libertad de los dos hombres conmocionó a los vecinos

Al grito de "¡asesinos, asesinos!" entraron ayer en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Celanova los dos hombres de nacionalidad croata relacionados con el crimen de Vilanova dos Infantes, que en marzo de 2015 acabó con la vida de Adolfo Enríquez y la desaparición de la talla de la Virxe do Cristal.

Una treintena de personas, entre curiosos, vecinos y amigos del párroco, se citaron en las inmediaciones del edificio judicial celanovés y esperaron pacientemente, pese a las bajas temperaturas, la entrada de los detenidos en la operación Devotio. "Que nolos deixen a nós na praza de Vilanova, entón se que ían sufrir", pedían dos vecinas a la espera en las escaleras del juzgado. Unos peldaños más abajo, varios hombres cuestionaban las distintas varas de medir de la justicia. "Despois do dano que lle fixeron, isto non debería ser así", afirmaba un joven con el semblante serio que clamaba justicia. Todo ello antes de saber que los indicios presentados no eran suficientes para acordar la prisión provisional, por lo que los dos hombres quedaban en libertad con cargos.

Una patrulla de la Guardia Civil veló desde primeras horas de la mañana que todos los accesos al edificio judicial estuvieran despejados para la llegada de los detenidos desde Xinzo y Ourense, no sin cierta dificultad porque la zona concentra varios bares y una panadería a la que la clientela acostumbra ir con el coche hasta la puerta y aparcar en doble fila.

"Sábese algo?"; "Xa están dentro?" o "apareceu a Virxe?" fueron las preguntas que unos y otros se hacían conforme se iban sumando al corrillo cada vez más numeroso de vecinos y medios. Un interrogatorio informal que cesó sobre las doce del mediodía cuando un furgón y un coche patrulla de la Guardia Civil accedía por la plaza de Cervantes a la parte trasera del juzgado.

Larga espera

Los cerca de 60 minutos que los dos detenidos permanecieron por separado en el interior de los vehículos en el callejón se hicieron eternos para los presentes, vecinos de Celanova y Vilanova que estaban deseosos de verles las caras y expresar verbalmente su rabia por el daño causado a un "home bo, un santo", reiteraban todos.

La alegría de la detención de los dos sospechos del asesinato de don Adolfo, como todavía hoy se refieren al que fuera párroco de Vilanova durante cuatro décadas, apenas duró 42 horas. Para la hora de la sobremesa ya se había extendido la noticia de la libertad en bares y hogares, dando paso a la incredulidad y la incomprensión.
 

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