RETORNO A LAS RAÍCES

"Venimos todos los años desde Uruguay, atraídos por la Virgen del Cristal"

photo_camera Eliseo Rivero Freire.

Eliseo Rivero Freire es empresario y secretario del Centro Orensano de Montevideo

Vilanova dos Infantes es el referente de juventud de Eliseo Rivero Freire, de donde partió en 1953 cara a Brasil con el dinero que le prestó su abuelo materno Valerio. 64 años después de lanzarse a hacer las Américas, este reconocido empresario afincado en Uruguay, donde ejerce de secretario del Centro Orensano de Montevideo, reconoce que veranear en su tierra natal es una de sus mayores satisfacciones.

¿Por qué decidió marcharse?
En la casa éramos muchos y no había para subsistir tantos. Entonces el abuelo Valerio me prestó el dinero para salir por el mundo con 18 años. Yo fui el primero, pero después me llevé a mis hermanos y a mis padres. Llegué un 28 de diciembre de 1952 a Santos (Brasil). Allí no hacía falta que te reclamara nadie, podía ir quien quisiera, así que estuve un año trabajando de carpintero y después me fui a Uruguay. Primero estuve en un bar, tres meses, y después en una empresa de material de construcción, que allá le llaman barraca. El pasado 5 de agosto cumplimos 60 años como propietarios. 

¿Qué le hizo elegir Uruguay como país de adopción?
En aquel tiempo allá nos estaban esperando a los gallegos con los brazos abiertos y nosotros teníamos la misión de aprender. Me habían hablado bien del país y no mentían. No sé cómo agradecer a Uruguay la oportunidad que nos dio de poder expandirnos. Es un milagro que, en mi caso pero como yo el 90% de gente que emigró sin preparación, saliera adelante en el plano empresarial y también con la familia. Allí formé mi familia junto a mi señora, Elvira Pérez. Tenemos dos hijos, Eliseo y Mari, cinco nietos y dos bisnietos.

¿Su familia conoce sus raíces? 
Sí. Todos ellos han venido aquí. Nosotros tenemos un apartamento en Celanova y, desde el año 1989, venimos todos los veranos, atraídos muchas veces por la Virgen del Cristal, de la que somos muy devotos. ¿Para qué vamos a ir a otro lado, pudiendo estar aquí, en la tierra de donde somos? Lo que más nos gusta es venir a Galicia, para los que queremos esta tierra, es una satisfacción. 

¿Qué relación tiene con el colectivo gallego en Uruguay?
Soy el secretario del Centro Orensano de Montevideo, fundado en el año 1946, es uno de los centros ourensanos en activo más antiguos. En mi currículo tengo una medalla de oro y otra de plata de la emigración y, en 1991, Manuel Fraga me nombró cofrade de Orden de la Vieira en Río de Janeiro (Brasil). Gracias a Dios nos ha ido bien en la vida. Aunque yo a la suerte le llamo actitud. Si tú estás ahora aquí es porque te lo propusiste.

¿Qué es lo que más le gusta hacer en Celanova?
Lo primero que nada, aquí uno viene aquí a descansar, no mira la hora. Me gusta estar con los amigos que hicimos de diferentes países después de tantos años veraneando aquí y también pasar tiempo con nuestra familia.

¿Hasta cuándo se quedan?
Hasta el 20 de septiembre, ¡hasta después del Cristal! La fiesta es sagrada. El 15 de septiembre es también mi cumpleaños, así que nos reunimos 60 personas para celebrarlo.

Siendo usted tan devoto, ¿cómo vivió el crimen de Vilanova desde tan lejos?
Aún hoy cuesta solo pensarlo. Es impresionante, porque una persona como don Adolfo, sin despreciar a nadie, es difícil de encontrar. Ya éramos devotos antes, pero don Adolfo nos enseñó a todos a quererla aún mas. 

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