Los claustros Barroco y O Poleiro del Monasterio de Celanova acogen esta semana clases y conciertos programados en la quinta edición del Festival Hércules Brass, que ya superó su ecuador
Pasear por la Alameda, tomar un café en el espolón o mismo el juego de los niños en el parque infantil de As Triguerizas tiene estos días una melodía propia, la que emana de las distintas estancias del cenobio celanovés con motivo del "V Festival Hércules Brass".
Con la resaca del concierto de los anfitriones, Hércules Brass, todavía en la cabeza, alumnos y profesores retomaban ayer la actividad formativa en O Poleiro. Las puertas del Instituto Celanova Celso Emilio Ferreiro se han abierto en el ecuador del verano para albergar las clases magistrales y de cámara, combinado con conferencias y actividades de ocio en localidad.
Desde Valladolid, Murcia, Valencia o Euskadi han llegado algunos de los 90 alumno de esta quinta edición. "Temos moita xente de Galicia e moitos que repiten", destacaba Alex Vázquez desde la organización. Dedicación profesionalidad y compañerismo son algunas de las cualidades que destacaban ayer alumnos de trompeta en un descanso entre clase y clase en O Poleiro.
