Visionarias es fruto de la pandemia. La segunda idea de negocio que emprendió Marita Seara, hija de de emigrantes gallegos en Venezuela, que volvió a Terra de Celanova en 2016. “Empecé con otro emprendimiento, que no salió bien”, recuerda en un relato que comparten muchos autónomos, para quienes reclama apoyo en la digitalización y revisar las cuotas. “Son una barbaridad”, valora esta periodista que, tras estudiar un doctorado en Madrid y participar en un espacio “coworking” en Celanova, pensó en posicionarse en el mercado como experta en los derechos de las mujeres y de las niñas en España y América Latina. “Los 57 años es una edad bien complicada, da igual que hables el mismo idioma”, comenta.
Un ordenador y una conexión a internet son las herramientas que necesitó para poner en marcha “Visionarias”, una revista digital desde O Picouto (Ramirás) para el mundo latinoamericano. Tras casi dos años de actividad en internet, ahora empieza a ver una salida laboral. “Llevo año y medio trabajando en posicionarme en el mercado, me estaba endeudando”, comenta la emprendedora, que acaba de sumar una socia argentina al proyecto alineado con los objetivos de desarrollo sostenible “y demostrar que hay expertas y que las mujeres hacemos que las economías crezcan”, realza.
La falta de recursos inicial le llevó crear alianzas con otras mujeres -voces digitales-. “Si vas a emprender, no puedes ver los resultados inmediatamente, no es fácil… pero es que el principal problema es como monetizarse”, relata agradecida del apoyo económico y de asesoramiento que ofrece el programa autonómico. “La ayuda de Emega es tremenda, la subvención está muy bien, pero más aún el hecho de que tengas personas que te puedan apoyar desde el ámbito de la universidad”, destaca.
