Protagoniza "Victoria", una cinta dirigida por el alemán Sebastian Schipper que sorprende por su elevada dificultad técnica, y en la que la actriz afirma que llegó a confundirse con su personaje
La española Laia Costa desembarca hoy en su primer gran festival, la Berlinale, como protagonista absoluta de "Victoria", una cinta dirigida por el alemán Sebastian Schipper que sorprende por su elevada dificultad técnica, y en la que la actriz afirma que llegó a confundirse con su personaje.
"Estoy emocionada y me siento muy afortunada, porque esto era un proyecto pequeño; lo rodamos hace un año, y en ese momento nunca hubiéramos dicho que hoy estaríamos aquí para nada", revela Costa en una entrevista a Efe ante el estreno mundial del filme, que compite en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Berlín.
Para la actriz catalana, rostro conocido por su trabajo en series como "Pulseras rojas" o "El tiempo entre costuras", esta película, rodada en plano secuencia, es un proyecto muy "especial" -no solo porque sea su primer papel principal en el cine- y "artísticamente muy elevado", en el que todo el mundo tomó "muchos riesgos" con el fin de que saliera adelante.
La historia tiene como escenario el popular barrio berlinés de Kreuzberg y la cámara es testigo de todo lo que le pasa a Victoria, protagonista absoluta, durante dos horas de su vida: desde las cuatro hasta las seis de la mañana, dos horas que dan un giro de 180 grados a su existencia.
Según la actriz, la dificultad añadida de rodar este largometraje de dos horas y media en un único plano secuencia, sin cortes reales, es que además es una "película de acción" que no transcurre en una misma localización, sino en la que sus personajes no dejan de moverse de un sitio a otro.
Fue un rodaje "muy intenso", porque, además, por temas de producción, sabían que solo tendrían tres días para hacer tres tomas y elegir entre ellas la mejor, precisa.
"Ellos tenían pensado que si de las tres tomas únicas ninguna salía bien, hacer un montaje editado", aunque Schipper estaba convencido, según la actriz, de que la última toma sería la buena, y de hecho fue la definitiva, al ser la que mejor funcionó de ritmo.
Para Costa, rodar así "es un placer" que aporta al proyecto "una realidad muy grande".
"Yo te puedo decir de qué va la película, pero yo no recuerdo exactamente qué es lo que decíamos o hacíamos en cada escena. Tienes tan poco control del personaje y de lo que está ocurriendo", señala.
Para preparar las tomas únicas, los actores ensayaron durante dos meses en tramos de veinte minutos de película, en los que el director les pedía no repetir nada, sino hacer siempre algo nuevo, explicó Costa.
"Ensayando tanto para las tomas únicas llegaba un momento que tú realmente eras el personaje, casi sin saberlo. Es como que el director te había llevado allí, tú ya estabas metido en todo ese contexto y estabas actuando como el quería, pero de una manera fresca, porque era todo espontáneo e improvisado", destacó.
En este sentido, todo el mundo disfrutó de "mucha libertad" y "mucha creatividad" en su trabajo, gracias a la confianza ciega de Schipper en sus actores, lo que hizo también que hubiera "momentos muy mágicos" en cada toma.
Para la actriz, que casi sin quererlo traza un paralelismo con lo que le ocurre a su personaje, este proyecto ha sido "como esa noche que no te esperabas salir de fiesta y sales y te pasa de todo y es increíble y llegas a casa y no te lo puedes ni creer".
Victoria es una chica que llega a Berlín sin conocer a nadie, como también le ocurrió a ella, que ni siquiera había estado antes en la capital alemana, explica.
"La película para mí fue una sorpresa, pero la ciudad y lo que yo, Laia, viví aquí fue genial. Ha sido una experiencia personal y profesional también, obviamente, increíble. La he disfrutado mucho", concluye.
