Noah Charney alerta sobre 'el auge' de los robos de obras de arte en los museos en su libro 'El ladrón de arte'

Noah Charney alerta sobre "el auge" de los robos de obras de arte en los museos en su libro 'El ladrón de arte'(Seix Barral), que parte de un hurto real de un Caravaggio en la iglesia barroca de Santa Giuliana de Roma. El autor determinó que "a pesar de que los museos han mejorado sus sistemas de seguridad, la cantidad de robos en sus instalaciones está aumentando".

   'El ladrón de arte' se acerca a tres robos; uno de ellos en Roma, otro en París y otro en Londres. A priori, las desapariciones de estas obras parecían una serie de robos sin conexión, sin embargo conforme se avanza en la lectura se va descubriendo que todo forma parte de un plan monumental que conjuga pistas falsas y acertijos sofisticados.

   El autor, fundador y director de ARCA, una asociación sin ánimo de lucro que sirve para prevenir delitos de arte, y además, asesor de Scotland Yard y los Carabinieri, reconoce que decidió escribir una novela sobre este tema porque se dio cuenta de que había un "vacío", ya que encontró "solamente artículos periodísticos". Tras estudiar historia del arte y de trabajar asesorando a algunos museos, Charney se puso manos a la obra con este texto para "alertar" del aumento de robos de obras.

   FALTA DE CUALIFICACIÓN

   "La policía no tiene la formación suficiente para ir más allá", señaló el autor al referirse a que "no hay expertos sobre el robo de arte". Por ello, desde ARCA, el autor propone "ayudar a la protección del arte de forma práctica", ya que "a diario se producen entre 5 y 30 robos y ataques a piezas expuestas en museos".

   Pese a todas las mejoras en la seguridad, sigue habiendo "lugares repletos de obras, que no gozan de protección: las iglesias", indicó Charney, quien además explicó que "estas piezas además de su alto coste poseen un elevado valor afectivo".

   El autor, quien comentó haberse enterado de los robos en la Biblioteca Nacional por prensa, destacó que "es muy difícil para las grandes bibliotecas controlar este tipo de robos", debido a que "son páginas de libros a los que recurren muy pocos" y notar su falta es "fruto de la casualidad" y no tanto de la seguridad.

   UN PRADO MUY SEGURO

   Charney manifestó que "el Museo del Prado tiene un sistema de seguridad muy eficaz denominado 'de barrera'", que funciona como el de los aeropuertos. Sin embargo, al igual que todos los grandes museos que cuentan con un gran aparato de protección, "son vulnerables durante el día". Para que se pueda robar aquí, "el ladrón ha de entrar y salir del mismo en un tiempo estimado de entre tres y cinco minutos, lo que resulta difícil", indicó.

   Según el autor, "en España los robos de arte no fueron un problema hasta la década de los sesenta", cuando un individuo del norte de Europa organizaba a un grupo de personas para que robasen en las iglesias de la zona rural. "Hasta la década de los ochenta fue el único que llegó a conocer el mundo de los robos de arte", dijo.

   Hay mucho silencio sobre este tipo de delitos ya que "no interesa  ni al museo, ni al intermediario, ni al ladrón", indicó Charney. Sin embargo, el robo en grandes museos contiene un componente morboso, ya que el gran público se acerca a la posibilidad de que "algo tan lejano como el arte esté en las manos de una persona común".

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