'The Green Hornet': ¿dónde se esconde Michel Gondry?

Hay autores europeos que han crecido con el presupuesto hollywoodiense, que han sabido filtrar ecos de autor a superproducciones, algo que no sucede al francés Michel Gondry en 'The Green Hornet', donde se le escurre tanto el arte como el entretenimiento con Cameron Díaz y Seth Rogen.
Mateo Sancho Cardiel¿Dónde está la huella de Michel Gondry? Quizá haya tomado su cheque y prepare alguna genialidad tipo 'Olvídate de mí' para el futuro. Pero en el presente se incorpora a la lista de 'autores neutralizados por Hollywood' a la que también se añadió recientemente Florian Henckel von Donnersmark con 'The Tourist'.

El alemán, responsable de 'La vida de los otros', reconocía que la mera llamada de Angelina Jolie había sido razón suficiente para enrolarse en un proyecto tan decididamente superficial. Gondry, en cambio, intentaba dar una explicación intelectual a su decisión y aseguraba que el dinero siempre es bueno.

Él, cierto es, se lo ha gastado y se nota. Los recursos se exhiben en la pantalla y la película funciona mejor como 'gadget' que como cine. Pero eso es todo, amigos.

Y es una pena, porque 'a priori' las piezas encajaban: un serial de radio de culto convertido en posterior serie de televisión, unos superhéroes con mucho sentido de la autoparodia, y un argumento que daba pie al desfile visual, especialmente con las nuevas técnicas estereoscópicas.

Además, Cameron Díaz -que ya había entrado en universos barrocos en 'Cómo ser John Malkovich'- y el ganador del Óscar Christoph Waltz compensaban la posible (y finalmente evidente, casi insoportable) usurpación creativa de Seth Rogen, que ha tenido picos como 'Supersalidos', pero han sido pocos.

Finalmente, sólo hay una escena visualmente sorprendente -un espectacular plano de pantalla dividida exponencialmente- pero, en general, lo que hacía grande a Gondry, que era su calidad de artesano de lo visual, parece incompatible con las persecuciones, los disparos y, en definitiva, la acción.

Tampoco hay que olvidar que el realizador de videoclips de Björk o Daft Punk siempre fue un gran soporte para lo que en realidad eran estupendos guiones de Charlie Kauffman, y en este caso, Rogen parece más preocupado en lo burdo que en lo ingenioso.

Así, el espectador no tarda en darse cuenta de que 'The Green Hornet' acusa una clamorosa ausencia de recursos argumentales, de sentido del ritmo y, por ende, de algo no tan fácil como es el entretenimiento bien hecho

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