A mitad de octubre, el Campus Ourense se preparaba para iniciar la temporada en Primera Gallega después de renunciar a la plaza en la División de Honor B. Así lo había dispuesto la Federación Gallega de Rugby, pero justo antes de empezar el curso, la Federación Española comunicaba al conjunto ourensano que debía descender a la Segunda Gallega como sanción a su renuncia. Un jarro de agua fría en el Campus, que no entedían el castigo.
Como no cabía recurso, los entrenados por David Monreal compitieron en una categoría que se le quedó pequeña. Temporada perfecta, todos los partidos ganados y en la final, contra el Muralla, un contundente 59-12 en el Manuel Anxo Cortizo de Lalín.
Monreal tuvo que confeccionar una plantilla llena de veteranos, alguno que ya se había retirado, y jóvenes, donde destacó la actuación de Matteo y Brais, que tras su gran campaña jugaran durante cuatro meses en Nueva Zelanda, en la que el rugby es una religión.
El técnico de los ourensanos reconoce que “fue un año muy difícil, donde mucha gente ha dejado de jugar y otros muy veteranos se han calzado otra vez las botas para hacer un equipo, que actualmente está en construcción. Prácticamente, todos los partidos han sido bastante fáciles y eso te hace perder la intensidad de los encuentros, por lo que no es fácil motivarse. Lo positivo es que jugadores que estaban en el segundo equipo han disfrutado de minutos, no tuvimos ningún extranjero y dos jóvenes como Brais y Matteo han cogido las riendas del equipo y ahora jugarán en Nueva Zelanda”.
La temporada que viene tocará lidiar con la Primera Galicia, todavía por debajo de la categoría a la que renunciaron por dinero y por cansancio. Quizá la proxima vez.
