El ascenso del Arenteiro ya está apalabrado

El Arenteiro derrotó al Burgos Promesas en Espiñedo y esta tarde firmará el salto de categoría a Primera Federación si no ganan ni Guijuelo ni Avilés

Se acabaron las cuentas. Cuando el árbitro pitó el final del partido, las calculadoras se fueron a la basura. Ya no hacen falta. El Arenteiro es (casi) nuevo equipo de Primera Federación. Sí o sí. Falta ponerle fecha. Puede ser hoy, si el Guijuelo y el Avilés no consiguen ganar. Si no, será la próxima semana en el campo de O Couto. Qué más da el cuándo, el hecho es que lo van a lograr y con una superioridad casi insultante sobre todos. 

En la tarde de ayer, con un campo de Espiñedo rondando los dos mil aficionados (la próxima temporada se puede quedar pequeño) enésimo triunfo de los verdes, que tienen tan malacostumbrados al personal, que cuando por momentos no está tan acertado como en ellos es habitual, los más exigentes se atreven a “rosmar”. No es de recibo. No conviene olvidar que lo que ha hecho el equipo esta temporada es casi imposible que pueda repetirse.

Esta jornada llegaba el Burgos Promesas al “templo” verde. Lo hacían casi descendidos y los más optimistas pensaban que iba a ser coser y cantar. Pues no. Aquí todo el mundo tiene calidad y se juega cosas. Otra cosa es que los resultados no ayuden o las temporadas se tuerzan. Los burgaleses son un equipo joven y de jugadores con calidad. Ayer lo demostraron y, si a eso le suma el tener cero presión, la pueden liar. Y a punto estuvieron. Porque seguramente fue el equipo que puso en más peligro a los verdes esta campaña. 

La primera parte fue muy abierta, con un ida y vuelta donde los locales no se encuentran particularmente cómodos. Dos avisos de Pibe con centros envenenados y dos remates visitantes, de Jiménez y Saúl, fueron los primeros avisos. Pero fiel a sus números, los de Javi Rey no son de perdonar muchas oportunidades. En la tercera, hicieron el 1-0. Centro medido y preciso de Pibe que Manín remató en el segundo palo para llevar la euforia a una grada entregada.

El partido siguió loco con otros dos remates locales de Álex Fernández y Jordan Sánchez, y uno doble de los burgaleses con remates de Marino y Molina, que Álex Fernández sacó haciendo de Diego García.

En la segunda parte el filial apretó y agradeció la entrada de López Pinto. En el 66 tocó en corto un córner ensayado sobre Pol Bassa, cuyo centro raso lo remató Antonio Molina con un disparo por el medio de la portería local. El Arenteiro no quería bromas y apretó para ganar. Y, en el 83, Joseca, en una de sus típicas internadas, centró para que Germán Novoa fusilase a Loic, celebrando su renovación de esta semana. 

Pero el filial no se amilanó y en los últimos diez minutos tuvo tres clarísimas. La primera, a remate de Ricoy, la salvó Diego García in extremis. La segunda, una falta magistral de López Pinto la salvó el larguero y a la última, en el descuento, no llegó Ricoy por milímetros. Probablemente, el empate hubiera sido el resultado más justo, pero el fútbol no entiende de justicia y sí de números. Por eso, entre el líder Arenteiro y el tercer clasificado por la cola, el filial burgalés, hay 45 puntos de diferencia.

Victoria y celebración contenida entre jugadores y aficionados. El ascenso es un hecho, pero se merece una celebración como Dios manda. Y se hará.

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