Los éxitos de los equipos provinciales se han visto empañados por los lamenables incidentes en el estadio de O Couto y en el campo del Xunqueira
El fútbol provincial da para mucho cada jornada y a medida que se acerca el final de la competición, que es cuando se define todo, mucho más. En deporte, generalmente la alegría de unos significa la tristeza de los otros. Por desgracia esto sucede solo en lo competitivo porque hay encuentros en los que pierden todos. Tan detestable es tener mal perder como no saber ganar y en el estadio de O Couto se vivió ayer una clase magistral de ambos extremos. El técnico del Bande jugó con fuego en la bañera de gasolina de una parte de la afición de la UD Ourense y se montó. Como suele ser habitual en este tipo de historias el fútbol es para algunos tan solo una excusa. El espectáculo en el que midieron sus fuerzas los dos equipos más fuertes del fútbol provincial terminó siendo algo bochornoso porque unos cuantos se empeñaron en que así fuera.
Y de 'guatemala' a 'guatepeor'. En Xunqueira de Ambía insultos graves y amenazas de muerte a un asistente porque unos cuantos de la hinchada local creyeron que una acción de ataque rival debía ser sancionada con fuera de juego. Lo que hay que escuchar. Los radicales del fútbol no pueden evitar que caiga en el olvido que el Arenteiro sigue firme hacia el ascenso a Tercera, categoría en la que el Barbadás y el barco dieron otro paso más hacia la permanencia; que el Atlético Vilariño logró la victoria en el derbi ante el Velle, y mucho más. Los violentos deberían tener los días contados en el deporte provincial.
