Aunque el COB intentó teñir de azul las gradas del Pazo, el rival le sacó todos los colores a una decepcionada afición

La cosa terminó morada

Jarro de agua fría para la afición, comida para los niños y agua para Sinanovic. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
La cosa ya comenzó mal, con las letras del COB parpadeando en uno de los marcadores del Pazo. Mal presagio y gran desilusión entre los más de 4.000 espectadores, reunidos en el partido preparado para celebrar la permanencia.
No fue la noche. El Axarquía fue ese invitado a la fiesta que termina con toda la tarta. El impacto fue desde el comienzo, en toda la frente. La diferencia alcanzó los 21 puntos, ante los ojos atónitos de muchos aficionados.
Porque la fiesta era de esas de saca el whisky, cheli. Durante la semana el club se propuso teñir las gradas de azul, a base de vender camisetas. Buena técnica de motivación y mercadotecnia.
Vender, se vendieron un porrón de ellas. El caso es que después hay que ponérselas. Así que hubo variedad cromática en el Paco Paz.
Lo bueno, una vez más, fue que la afición no se dejó amedrentar por las circunstanscias, y apretó lo posible cuando el Sousas COB rebajó la diferencia a 9 puntos, a falta de tres minutos y pico. Momento álgido del partido. La grada cumplió, una vez más durante esta temporada, gritando como nunca a los tiernos filiales, pero su equipo estuvo ayer demasiado agarrotado, demasiado ansioso, demasiado presionado. Los próximos resultados dictaminarán el futuro, pero el último partido de la liga regular, contra el La Laguna, puede ser la madre de todos los desmadres.
A falta del pan de la victoria, buena fue la merienda que el club ofreció a los niños durante el descanso. Antes era de educación decir 'gracias, ya he comido en casa'. Ahora, se apuntan hasta los mayores. Se lo merecen, por sufrimiento.

Sinanovic

El interminable bosnio del Axarquía causó sensación en el Pazo, muy especialmente entre los niños, quienes lo encontraron como un ser salido de cualquier cuento. Sinanovic, la torre de la categoría, alcanza los dos metros y 22 centímetros. Rolando Howell y José Manuel Coego, los más altos del COB y encargados de su defensa, parecía los hermano pequeños. Bueno, más bien el segundo. El contraste es mayor comparándolo a la gente normal. La fisioterapeuta del equipo andaluz, como se puede apreciar en la imagen de arriba, apenas le llegaba a la cintura. La muchacha, por cierto, fue muy apreciada entre gran parte del público masculino y parte del cuerpo técnico del COB.

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