El Ourense B sumó sus tres primeros puntos de una temporada en la que la 'paciencia' y la 'confianza' se antojan clave para conseguir la permanencia

Despacito y buena letra

Un jugador del Ourense B y otro del Sanxenxo pugnan por el balón. (Foto: MARTIÑO PINAL)
El peaje habitual de los recién ascendidos, la bisoñez de los filiales y la escasez de mercado del fútbol provincial se juntan en un potaje complicado de digerir si se tiene prisa. El Ourense B intentará competir en la Preferente Autonómica poniendo parches temporales a todos esos hándicaps.
Cándido Gómez, el técnico rojillo, es el entrenador y psicólogo del equipo. 'Estamos en obras. Hace falta paciencia. Es muy importante como empecemos porque, al ser un equipo joven, si nos metemos abajo después será complicado levantar el vuelo', asegura. Pero ahí no se acaban los contratiempos: 'Hay jugadores, que pasan de juveniles, que siempre han sido titulares y ahora se ven sin jugar. A esa gente hay que darles ánimos y hacerles ver que tienen que encontrar su sitio. Para ellos es un choque y se vienen abajo muy rápido. Hay que darles confianza'. Más problemas: 'Estamos a años luz de Pontevedra y Vigo. De ahí no paran de salir jugadores y aquí somos siempre los mismos. El salto de la Regional a la Preferente en Ourense es enorme y allí los cinco primeros equipos de Regional competirían en Preferente sin ningún problema'.


DANDO PASOS AL FRENTE

Contra todos esos inconvenientes el Ourense pone trabajo, constancia, ilusión, juventud y talento en el otro plato de la balanza. El resultado son los primeros puntos de la temporada conseguidos el pasado fin de semana. 'El equipo mejora en cada jornada. Ellos mismos lo notan, cuando llegan al vestuario, que lo van haciendo mejor y que compiten mejor', asegura Gómez.

El técnico del filial rojillo es claro cuando explica la evolución de su equipo: 'El primer partido fue un desastre, no dimos cuatro pases seguidos. En Villagarcía ya estuvimos mejor en la segunda mitad y el domingo pasado ya jugamos un partido bastante completo'. Y añade que, 'ante el Gran Peña si en vez del portero hubieran puesto una silla no habría pasado nada. No tiramos a puerta. Contra el Sanxenxo el mejor del equipo contrario fue el portero'.

Tres puntos de nueve posibles no es un botín demasiado pomposo pero multiplica su valor por las circunstancias del equipo: 'Nos va a costar mucho sacar puntos fuera de casa porque en esta categoría hay jugadores con mucho oficio. Este equipo tiene que madurar. A los jugadores hay que darles tiempo y estarán en condiciones de aportar muchas cosas y de poder contar para el primer equipo'. Otro de los condicionantes del equipo: 'No es fácil acoplarse porque casi no podemos entrenar juntos. Vivir los partidos entre semana es casi imposible. Trabajamos la estrategia en los entrenos de los viernes y utilizamos un sistema de juego muy parecido al del primer equipo para que los jugadores no noten mucho el cambio'.

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