El COB sumó ante el Huesca el cuarto triunfo consecutivo en una cita muy gris de los dos conjuntos

Feo también vale

 El pívot del COB Griffin se dispone a machacar el aro del Huesca. (Foto: Miguel Angel)
Cuatro seguidas. Sin brillar, sin convencer y mucho menos asustar, pero el COB se empieza a acostumbrar a terminar los partidos con una sonrisa de oreja a oreja y eso al final es lo que marca la diferencia entre aspirar a todo o quedarse en nada. A pesar de no tener un buen día ofensivo, supo suplirlo anulando poco a poco al rival.

Otra vez salió cara en la ruleta rusa final, y van dos seguidas en el Pazo. En el minuto 12 cualquiera en el pabellón habría firmado llegar a un final de infarto saliese lo que saliese. Entonces el Huesca ganaba por 18, dominaba el juego a sus anchas y el COB era un desastre en ataque y un aliado en defensa. 20 minutos más tarde, el Huesca habría suplicado tener un balón para ganar.

Para entonces, el COB le había dado la vuelta al marcador gracias a la generosidad colectiva en defensa y las pinceladas de talento y puntería en ataque. Porque equilibrio, continuidad y billantez hubo poco. El COB ganó por fe y por hambre. Y también porque eso de las dinámicas no se puede buscar y mucho menos explicar, pero existe. Seguro que existe.

El Huesca no supo romper el partido cuando lo tuvo cerca y el COB tampoco acertó a sellarlo cuando a dos minutos del final ganaba mandaba seis arriba.

Axton y Esmorís fallaron donde se les presume fiables, en los tiros libres, y Garrido y Gitterer acertaron sendos triples a la desesperada. También acertó Griffin a tocar el balón en la última posesión oscense y dejar en casa otra victoria reivindicativa.

El Pazo aprende a disfrutar en un año todavía aprovechable.

Te puede interesar