Hace no demasiado tiempo, calzarse las zapatillas y correr una horita era sinónimo de deporte de calidad. Ahora, para cada vez más población, sabe a poco. Hombres y mujeres, en su afán por superarse y poner a prueba sus límites, llevan la práctica deportiva un paso más allá. Varios pasos, mejor dicho.
Hay que llegar más lejos, hacerlo durante más tiempo y conseguirlo lo más rápido posible. "Más" es la palabra clave. Pasa en muchas disciplinas, aunque quizá sea el atletismo el campo más abonado para que florezcan nuevas especialidades. Este fin de semana vimos un ejemplo en Castro Caldelas con la Spain Backyard Ultra. El vencedor de la prueba, el suizo-malagueño Simon Gfeller permaneció durante 23 horas en carrera para cubrir una distancia de 157 kilómetros. Casi nada.
O el campeón Javier Gómez Noya, experto en la distancia olímpica del triatlón, con cada vez más experiencia en larga distancia. Se ha quitado la espina y consiguió ganar el Ironman de Malasia, la primera prueba de este tipo que completa su dilatado palmarés. Todo, tras enfrentarse con éxito a 3.8 kilómetros de natación, 180 kilómetros de ciclismo y 42.195 metros de carrera a pie, que se disputaron en condiciones extremas de calor y humedad. Lo dicho, cada vez más y cada vez más fuerte.